Desarrollo histórico del paradigma cuantitativo
Toda ciencia viene del dolor. El dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás.
Stefan Sweig
El paradigma hipotético – deductivo o cuantitativo tuvo su origen en las ciencias naturales. Éstas, como investigación sistemática de la naturaleza, surgieron en la segunda mitad del siglo XVI; los estudios anteriores que posibilitaron su desarrollo pueden considerarse como una fase embrionaria, preparatoria del estudio sistemático. De acuerdo con esas afirmaciones, en la historia del paradigma hipotético – deductivo, pueden señalarse las siguientes etapas:
La primera etapa, caracterizada por la aparición de los elementos que darían origen a las ciencias naturales, puede encontrarse en los tiempos antiguos; se le puede denominar filosófico – naturalista. Nació en el antiguo Oriente (China, Egipto, etc.) y alcanzó su mayor expresión en la antigua Grecia y en la antigua Roma. En general, la técnica se había desarrollado poco en aquellos tiempos.
Comenzaron a formarse la mecánica y la astronomía (que utilizaban las matemáticas) como ciencias independientes. Los estudios no habían conformado una rama particular del saber; las concepciones formaban parte de una ciencia filosófica única.
La investigación analítica, que se preocupa por problemas y por sus posibles respuestas, fue surgiendo a medida que se fueron separando los primeros capítulos de las ciencias naturales, pero, para lograr su independencia total, hacía falta que se generara una necesidad técnica.
La segunda etapa, que pudiéramos llamar escolástica es característica de la Edad Media (hacia la segunda mitad del siglo XV). En las condiciones de la Europa occidental medieval, los estudios eran servidores de la Iglesia, y aventurar posibles explicaciones distintas a los estrechos dogmas impuestos por ella era algo peligroso. Hasta mediados del siglo XV, el progreso de la técnica fue sumamente lento, pues la técnica no requería del estudio sistemático de la naturaleza. A pesar de ello, debido a la influencia de los conocimientos generados en los países del Cercano Oriente – como los árabe s de Asia Central – se fueron acumulando lentamente nuevos hechos.
Una tercera etapa, caracterizada por el predominio de las ciencias mecánicas, se originó durante el Renacimiento, cuando comenzó su desarrollo. Estuvieron relacionadas, durante la primera mitad del siglo XVII con los nombres de Galileo, Bacon, etc., y ligadas durante la segunda parte de ese siglo y los comienzos del siglo XVIII al nombre de Newton. La ciencia comenzó a relacionarse de manera evidente con la industria, que pasó de la artesanía a la manufactura, y cuya base energética era el movimiento mecánico; se planteó la idea de estudiarlo, de descubrir sus leyes.
La mecánica celeste era útil p ara la navegación y la balística para las cuestiones militares. Para resolver las tareas, fue desarrollándose el estudio de la mecánica, al que le siguieron el de la química, la física y la biología. Las ciencias de este periodo se concibieron de manera mecanicista, ya que a todos los procesos que se estudiaban se les aplicaba la escala de la mecánica.
El uso de las matemáticas preparó el hundimiento de una concepción metafísica de la naturaleza, que la declaraba invariable y constante. Eso significó el paso hacia el análisis sistemático de los fenómenos de la naturaleza, que presuponía la posibilidad de descomponer un todo en sus partes integrantes, para encontrar una respuesta a las dudas del investigador, entre varias posibilidades que éste contemplaba.
La cuarta etapa, caracterizada por el uso de ideas evolutivas, comenzó aproximadamente en el primer tercio del siglo XIX. La industria alcanzó la fase de gran producción industrial, a partir de la adopción de la máquina de vapor como base energética. El desarrollo de la mecánica dejó de satisfacer las necesidades de la producción, y pasaron a ocupar su puesto la física y la química:
– la termodinámica (Carnot),
– la electrofísica y la electroquímica (Petrov, Davy, Faraday),
– latomística química (Dalton, Berzelius),
– la concepción histórica de la corteza terrestre en la geología (Lyell),
– la teoría evolutiva en la biología (Lamarck),
– la paleontología (Cuvier) y
– la embriología (Ber),
Fueron campos de desarrollo que ayudaron a suprimir las barreras entre la naturaleza inerte y la naturaleza cambiante para beneficio humano. Apareció la necesidad de combinar el análisis con la síntesis, así como la de aventurar y demostrar hipótesis que se generaban en el conocimiento obtenido anteriormente, y comenzaron a desarrollarse procedimientos de investigación que permitían descubrir la conexión entre distintas esferas de la ciencia que antes se encontraban desligadas.
La quinta etapa fue de revolución en los estudios científicos. Entre los siglos XIX y XX surgieron nuevas circunstancias que estimularon el conocimiento científicamente producido y se forzó el desarrollo de los procedimientos en las ramas principales de la ciencia y de la técnica. A principios del siglo XX, la base energética de la industria se enriquece con la energía química, mediante los motores de combustión interna.
La influencia que en los procedimientos científicos ejercían las nuevas exigencias de la técnica produjeron una búsqueda constante de novedades, a partir de los postulados de la corriente filosófica positivista, para la cual lo más importante de cualquier estudio (tan to en el área de la naturaleza como en la de los fenómenos humanos) era la posibilidad de contar y medir.
La búsqueda de leyes explicativas de la realidad tuvo su fundamento en una necesidad de inventariar lo conocido, para buscar, a partir del conteo, la medición y el uso de herramientas lógico – matemáticas, los mecanismos que permitieran controlar y prever todos los fenómenos que conforman la compleja realidad.
Seguimos viviendo, en muchos sentidos, dentro de esta quinta etapa. El paradigma científico dominante propone un único método para el estudio de lo natural y de lo humano; considera necesaria una construcción deductiva del conocimiento nuevo, que comienza en grandes teorías (conocimiento acumulado), de las cuales se derivan hipótesis, que deben ser demostradas a partir de observaciones matemáticamente guiadas y que proporcionan constantemente nuevos hallazgos que deben ser generalizados.
De acuerdo con ese paradigma, todo conocimiento científico debe basarse en hechos observables, debe también ser analítico, comunicable, especializado, sistemático, verificable, generalizable, explicativo, predictivo y útil.