Control de insectos y pudriciones primera parte
La primera estrategia de defensa contra los insectos y las enfermedades es el buen manejo de la producción agrícola.
Cultivando variedades resistentes, aplicando prácticas de irrigación que no mojen las hojas ni flores de las plantas, evitando dosis excesivas de nitrógeno y podando durante la producción para reducir el crecimiento excesivo de la copa, puede en conjunto ser suficiente para disminuir las pudriciones antes y después de la cosecha.
La segunda estrategia de defensa importante es la cuidadosa cosecha y preparación para el mercado en el campo. La tercera es la selección pues la eliminación del producto dañado o podrido limita la contaminación del producto sano que queda.
Aún cuando los mayores cuidados se hayan tomado, los productos a veces tienen que ser tratados para el control de insectos y contra los microorganismos que causan pudriciones.
Mientras que una alta humedad en el medio ambiente del almacén es importante para conservar la alta calidad del producto, cualquier agua libre en la superficie de éste aumentará la germinación y penetración de los patógenos.
Cuando los productos fríos son sacados de su almacén y dejados en ambientes de alta temperatura, la humedad del aire caliente que los rodea se condensará en su superficie fría.
Un incremento temporal en la velocidad de ventilación (usando un ventilador) o incrementando la exposición del producto al aire seco puede ayudar a evaporar la humedad condensada y a reducir las posibilidades de infección.
El control de los insectos durante el almacenamiento de nueces, y frutas y hortalizas secas se puede conseguir mediante la congelación, la refrigeración (menos de 5°C ó 41°F), tratamientos por calor o por la eliminación del oxígeno (0.5% ó menor) usando nitrógeno.
El envasado en recipientes a prueba de insectos es necesario para prevenir subsiguientes infestaciones. Algunos materiales vegetales son útiles como pesticidas naturales.
Las hojas de la planta de yuca (casaba, mandioca o macaxeira) protegen sus raíces ya cosechadas de epidemias cuando se usan como material de embalaje en cajas o sacos durante el transporte y almacenamiento a corto plazo. Se cree que las hojas de yuca liberan cianógenos, que son tóxicos para los insectos (Aiyer, 1978).
Las cenizas de las hojas de Lantana spp. y de Ocroma logopur son muy efectivas, cuando se usan en polvo, contra los áfidos que atacan a las papas o patatas almacenadas (CIP, 1982). Las propiedades pesticidas de las semillas del árbol de neem (como extracto oleoso o acuoso) son cada vez más conocidas y usadas en el mundo.
Nativo de la India, el neem (Azadirachta indica) actúa como un potente pesticida sobre las cosechas y parece ser completamente inocuo para el hombre, mamíferos e insectos benéficos (NRC, 1992). Cualquier «pesticida natural» debe demostrar su inocuidad para el hombre antes de su aprobación por las autoridades competentes.
Fuente: Técnicas de Manejo Poscosecha a Pequeña Escala de la Universidad de California