Clasificación de los organismos

A lo largo de la historia, el hombre ha estado en contacto con el mundo vegetal y animal y clasificó sus elementos de diferentes maneras. Una de las más antiguas, de que se tiene noticia, es la clasificación botánica que data de la época de los griegos.

Fue propuesta por Teofrasto, filósofo griego, discípulo de Aristóteles y considerado el padre de la botánica. Según este sistema de plantas se agrupaban de acuerdo de su forma de vida en: árboles, arbustos y hierbas.

Con el desarrollo de las ciencias naturales y los grandes descubrimientos geográficos logrados hasta el siglo XVII (que permitieron conocer una inmensa cantidad de nuevas plantas y animales), los naturalistas se enfrentaron a la necesidad de desarrollar sistemas universales de clasificación y nomenclatura que incluyeran a todos los seres vivientes y además que fueran entendidos en cualquier país.

Tuvo la suerte el naturalista sueco Carl Von Linné (más conocido como Carlous Linnaeus en su forma latinizada o por Linneo, forma españolizada), quien vivió de 1707 a 1778, realizó aportaciones fundamentales al respecto, sobre todo en relación con las plantas.

Linneo dividió a las plantas en 24 clases basado, en gran parte, en el número y longitud de los estambres como ejemplo, las plantas con un solo estambre pertenecían a la clase Monandria, con dos a la Diandria, con tres a Triandria y así hasta llegar a 20 estambres o más: en donde si había filamentos unido s al cáliz pertenecían a la clase Icosandria y si tenía filamentos no unidos al cálizPolyandria, y las clases fueron divididas en órdenes, de acuerdo al número de estilos de cada flor. Sin duda la mayor contribución de Linneo fue su sistema binomial o también conocido como binominal de nomenclatura, tanto de plantas como de animales, el cual persiste intacto hasta nuestros días, sus rasgos esenciales: nombrar a los distintos tipos de seres vivientes que existen, con un nombre compuesto por dos términos; uno para el género al que pertenece y otro para la especie. Los nombres se dan siempre en latín para poderlos comprender universalmente.

Si la clasificación es un ordenamiento, como resultado de ello tenemos la formación de grandes grupos que engloban a otros más pequeños; es decir grupos subordinados que se van tornando cada vez menores.

Por ejemplo, el reino Animal comprende a todos los grupos de animales; pero el término Arthropoda (artrópodos) incluye sólo a los crustáceos, arácnidos e insectos , entre otros. Esto podría explicarse si se pensara en una serie de cajas, de las cuales una grande contiene otras cada vez más pequeñas, hasta llegar a la especie.

¿Por qué la necesidad de usar nombres científicos?. Cualquier organismo puede tener nombres comunes diferentes aplicados por las personas que habitan los distintos lugares. Así es que la adopción de la nomenclatura científica permite unificar el lenguaje, superando las barreras geográficas o idiomáticas. La nomenclatura y la clasificación son inseparables.

El lugar de un grupo de organismos, puede determinarse en un esquema de clasificación tan sólo con saber su nombre científico. Por ejemplo, si se conoce el nombre científico de la sandía Citrinos vulgaris y con la bibliografía adecuada, puede saberse que pertenece a la familia de las Cucurbitaceae (cucurbitaceas), la misma familia que el pepino, el melón, la calabaza, los cuales son plantas tipo hortaliza y todas producen flores.

De esta manera podemos afirmar que, para usar la información que se almacena en la clasificación biológica, es necesario manejar y conocer los nombres científicos. Otra de las razones por las cuales es necesario el uso de los nombres científicos, se debe a que muchas veces pueden cambiar los criterios para delimitar los grupos; sin embargo, lo que no cambia y permanece estable son dichos nombres.

Los nombres científicos constan de dos elementos: el primero es el nombre genérico, un sustantivo en singular. Siempre se escribe con mayúscula la primer letra. El segundo elemento es el nombre o epíteto específico que se escribe con minúscula. Este designa a una categoría especial de planta o animal dentro del género. Los nombres científicos siempre se deben escribir con cursivas o subrayarse.

En algunas publicaciones especializadas puede aparecer un tercer elemento, que ya no se escribe con cursivas, ni se subraya; constituye el nombre de la primera persona (o su abreviatura) que describió el organismo en cuestión de acuerdo a los reglamentos existentes (autoridad). Por ejemplo: Phaseolus vulgaris L., él nombre científico del frijol, tiene tres elementos, nombre genérico, nombre específico y la autoridad que la describió, en este caso corresponde a la abreviatura de Linneo. En general, el género y especie deben ser de origen griego o latino.

En la clasificación también se presentan nuevas propuestas para que la descripción tienda a ser más objetiva, dos metodologías alternativas, la fenética numérica y la cladística, han sido propuestas como reemplazantes de los métodos tradicionales de la sistemática evolutiva.

La fenética numérica se basa solamente en las características observables de una especie. Son tomados en cuenta tantos caracteres diferentes como sea posible, cuando menos 100. Luego se procesan los datos con una computadora, que califica los taxones de acuerdo con el número de ca racterísticas unitarias que comparten. Con este sistema se da el mismo peso a cada carácter, sin tomar en cuenta cualquier evaluación subjetiva o conocimiento previo. Por ejemplo, en un análisis fenético, la posesión de cinco dedos significaría que los lagartos se parecen más a los seres humanos que a las serpientes.

Los fenetistas sostienen que estos problemas se resuelven si se tomar en cuenta suficientes caracteres. Así, por ejemplo, a pesar del hecho de que uno tiene cinco dedos y otro no, el parentesco entre el lagarto y la serpiente aparecería cuando se tomen en consideración los otros caracteres. La cladística en contraste, basa su clasificación exclusivamente en el grado de similitud general, ignora la similitud general y se basa exclusivamente en la filogenia.

La cladística sostiene que la ramificación de un linaje a partir de otro en el curso de la evolución es el único hecho que puede determinarse objetivamente. Estos puntos se marcan por la aparición de novedades evolutivas, o sea, características que no estaban presentes en la condición ancestral o primitiva. La meta de los cladistas es la construcción de taxones holofiléticos el cual se refiere a que debe incluir a todos los descendientes del antecesor común, además del antecesor.

Fuente: Apuntes de la materia de Biología de la Unideg