Líderes y los que no lo son
La mayor parte de los estudios sobre los atributos de los líderes caben en esta categoría.
Sin embargo, en gran medida no han podido descubrir ningún atributo que distinga, de manera clara y consistente, a los líderes de los seguidores.
Sin duda, se ha visto que los líderes, como grupo, son más listos, más extrovertidos y más seguros de sí mismos que los que no son líderes.
Asimismo, suelen ser más altos. Sin embargo, aunque millones de personas tienen estos atributos, la mayor parte de ellas jamás llegarán a puestos de liderazgo.
Además, muchos líderes indudables no han tenido estos atributos –por ejemplo, Abraham Lincoln era taciturno e introvertido y Napoleón era muy chaparro.
Además, es posible que las personas adquieran más confianza y seguridad en sí mismas cuando ocupan el puesto de liderazgo, por lo que algunos de los rasgos identificados pueden ser resultado de la experiencia en el liderazgo y no la causa de la capacidad para dirigir.
Aunque quizás algún día la medición de la personalidad pueda ser tan exacta que se logren aislar los rasgos de líder, hasta ahora la evidencia sugiere que las personas que destacan como líderes no cuentan con una sola constelación de rasgos que las distinga, con toda claridad, de quienes no lo son.
El asunto se complica con la cuestión de los prejuicios culturales. Por ejemplo, desde hace mucho que se asocia la estatura con los líderes estadounidenses.
¿Significa ello que la estatura es un atributo de los líderes o sólo refleja la propensión de la cultura estadounidense a buscar líderes entre las filas de los hombres caucásicos?
Las hipótesis sobre los rasgos de los líderes bien podrían cambiar conforme aumente la cantidad de mujeres, minorías, homosexuales y minusválidos que lleguen a puestos de liderazgo.
Fuente: Apuntes de la materia de la Administración 2 de la Unideg