Desarrollo neurológico del lactante
El desarrollo neurológico, que ocurre en el niño en los 2 primeros años de vida, cumple fielmente los principios generales del desarrollo. La integración y especialización de funciones que ocurren están programadas genéticamente y no son nunca absolutamente independientes de factores del ambiente, los que actúan como agentes de estimulación.
Para que el niño recién nacido logre cumplir los hitos fundamentales de esta etapa (la manipulación, la marcha e inicio del lenguaje), deben ocurrir una serie de cambios en la estructura subyacente, es decir el sistema nervioso central y periférico. Cuando el niño nace, funciona desde el punto de vista neurológico, como una estructura predominantemente refleja y con un sistema nervioso que definimos como inmaduro.
Este sistema nervioso inmaduro tiene 4 propiedades fundamentales:
– número de neuronas activadas (y activables) relativamente bajo.
– conducción lenta de señales.
– transmisión sináptica difícil, con una débil producción de señales.
– plasticidad especial, que llamaremos electiva.
El esquema de conexiones sinápticas está genéticamente establecido y debe ser puesto a punto o validado a través de la experiencia. El cerebro del recién nacido es un cerebro de corteza más bien lisa, con pocos surcos secundarios o terciarios, con vasos sanguíneos poco sinuosos y poca diferenciación entre substancia gris y substancia blanca. Su peso promedio es de 300 gramos.
Para que este cerebro, en los 2 primeros años de vida, triplique su peso y tome una apariencia externa macroscópica similar a la del cerebro adulto, deben ocurrir una serie de cambios:
Aunque existe una escasa multiplicación neuronal en esta etapa, si ocurre crecimiento del soma neuronal con cambios en la relación núcleo-citoplasma en las neuronas y desarrollo de nuevos procesos enzimáticos), aumento de las ramificaciones de las dendritas (con formación de nuevas sinapsis) y una activa multiplicación glial.
Otro cambio importante es el plegamiento de la corteza cerebral, que ocurre como consecuencia de la migración neuronal y estructuración de las capas de la corteza cerebral.
El lecho vascular cerebral experimenta un aumento importante y los vasos sanguíneos siguen las irregularidades de la corteza, dejando de tener una trayectoria rectilínea.
Por último, un logro fundamental es la mielinización, que permite una transmisión sináptica más precisa y veloz, con una menor difusión del impulso propagado. De esta forma, existe una clara relación entre el patrón de mielinización del sistema nervioso y la adquisición de nuevas habilidades funcionales. Ej.: el uso de la mano coincide con la mielinización del engrosamiento cervical de la médula espinal.
Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Jorge Foster M. de la escuela.med.puc.cl