Actividades didácticas para la etapa preescolar

La educación inicial se concibe como una etapa de atención integral al niño y la niña desde su gestación hasta cumplir los seis años de edad, La misma debe propiciar la estimulación en general del niño ofreciéndole múltiples experiencias que permitan agudizar sus vivencias y por ende poner de manifiesto sus sentidos a través de acciones como tocar, escuchar, oler, moverse, experimentar y probar entre otras, esto permite modificar la conducta anterior produciéndose así el aprendizaje que compromete todos los aspectos de su personalidad, es de esta forma que el niño se descubre y toma conciencia de sí mismo, conoce y acepta a los otros, así como organiza cognoscitivamente sus percepciones y elabora las relaciones con los objetos que lo rodean.

Es por ello, que se hace necesario desarrollar el movimiento en el escolar, ya que éste se encuentra presente en todas las relaciones que el niño tiene con el medio ambiente en general, permitiéndole así dominar la realidad, pues es desde la primera infancia que el niño se relaciona con el mundo a través de su propio cuerpo, utilizando la acción motora como medio para comunicarse con el espacio exterior, y es a través de este proceso que se logra promover su desarrollo desde todo punto de vista: físico, social, psicológico, de lenguaje, entre otros.

Desde esta perspectiva, es vital entonces que el docente tenga laresponsabilidad de originar y orientar experiencias significativas que promuevan el desarrollo integral del niño y para ello, es fundamental estimular entre otras cosas su proceso motor, ofreciéndole a este escolar un espacio al aire libre adecuado y conveniente que brinde verdaderas oportunidades de acción; sin dejar de lado por supuesto, el real papel de facilitador y orientador que tiene el docente de preescolar a la hora de propiciar actividades que contribuyan con el desarrollo de la motricidad del niño en edad preescolar.

Estrategias didácticas:

Con base a estas ideas básica, las estrategias didácticas que habrán de abordarse, seguirán las pautas del esquema siguiente:

– Un niño o una niña no puede disfrutar plenamente de la vida del centro si no se siente en confianza, en seguridad afectiva, si no se le escucha y reconoce en tanto que individuo. Esto define en parte la actitud del educador.

– El grupo se compone de niños y niñas diferentes los unos de los otros. Cada uno de ellos tiene sus necesidades afectivas propias, su personalidad, su pasado, su ritmo de vida. Aún sin perder de vista la colectividad, las intervenciones del adulto deben ser individualizadas y dar a cada niño o niña la sensación de una presencia generadora de confianza y seguridad.

– Cuanto más pequeños son los niños o niñas, en mayor grado consideran al educador como el recurso supremo en caso de una dificultad grave de un conflicto importante. Aunque la clase trabaje en grupos autónomos, cada niño debe poder localizar de inmediato al adulto para solicitar su intervención. La intervención inmediata, satisface plenamente. La intervención diferida, debida a que el educador, ocupado con un grupo, no está disponible, enseña de modo progresivo el respeto a los demás y las reglas de la vida en común.

– Para que exista un clima de seguridad afectiva, se requiere una seguridad material y física. Es necesario que los niños y niñas conozcan a todos los adultos de la Centro de Educación Infantil, su nombre, el lugar en que se encuentran de ordinario. También se requiere que cuenten con puntos de referencia sobre el espacio y que haya tomado posesión del aula, del centro, del grupo escolar, de los alrededores, conquistas que comienzan en la sección de los pequeños y se precisan más tarde. Proporcionan a los niños y niñas una libertad de desplazamiento satisfactoria, que les asegura una buena autonomía.

El niño durante los primeros días de asistencia a la Centro de Educación Infantil, va a sufrir una serie de cambios. Tenemos que tener en cuenta que el niño pasa de estar en un medio en el que él es el principal protagonista, a otro en el que va a tener que convivir, relacionarse y compartir con sus iguales. Además tiene que incorporarse a un nuevo ambiente donde personas, espacios y materiales son desconocidos para él. No debemos olvidar que el niño se separa de las personas queridas y conocidas. La acogida de los primeros días deja una profunda huella sobre el sentimiento de seguridad, fundamental en la sección de los más pequeños.

Ese momento sigue siendo muy importante en los otros niveles, ya que permite a cada niño o niña sentirse esperado en un nuevo medio, lo que le hará aceptar el cambio de educador. Le permitiremos y animaremos, si no lo hemos podido hacer previamente nosotros en colaboración con los padres y madres que traigan objetos familiares que significan un punto de unión con el hogar, incluso un refugio, que facilita mucho la adaptación a los lugares aún desconocidos y a las personas nuevas.

Aunque el período de adaptación tiene unas características generales, vamos a encontrar elementos diferenciadores de acuerdo con:

• Edad del niño.
• Asistencia anterior a una Escuela de Educación Infantil.
• Asistencia anterior a Centro.

Pero no debemos olvidar en ningún caso las características individuales de cada niño, que nos llevaran a una adaptación particular para cada uno en este período.

El período de adaptación supone un «trabajo activo» por parte del niño, pero no solamente es un problema que afecte a éste, sino también a los padres. Tenemos que conseguir que los padres confíen plenamente en nosotros, para que puedan transmitir esa tranquilidad a sus hijos.

Habrá que programar unas actividades extraordinarias para este período cuyas características básicas son:

• La duración de las mismas no debe ser excesivamente larga.
• Deben ser variadas y susceptibles de modificaciones en función de la marcha de las mismas.
• Se deben intercalar actividades de grupo e individuales, priorizando las colectivas.
• Los temas en torno a los que giren estas actividades deberán ser motivadores y atrayentes para el grupo, de manera que la participación de los alumnos sea totalmente activa.
• Los materiales que se utilicen deben ser sencillos, fáciles de manejar para el niño en función de su edad e intereses, y no caer en la «abundancia» de los mismos, evitando así la dispersión de la atención del niño.
• Deberemos dedicar un espacio de tiempo dentro del horario de clase a que el niño se familiarice con la Centro de Educación Infantil al que pertenece, visitando las diferentes dependencias del mismo, así como las funciones que desempeñan las mismas.
• Por último, y no por ello menos importante, deberemos dedicar algunas de las actividades en este período de adaptación, a que el niño vaya adquiriendo (a través del juego) una serie de hábitos y normas básicas de convivencia, imprescindibles para una adecuada marcha y funcionamiento de la clase.

Adaptación de los niños y niñas de 0-1 años

Antes del ingreso del niño en la Escuela proporcionaremos un informe a los padres en el que incluiremos recomendaciones, posibles cambios del niño y orientaciones para facilitar el acceso del niño al nuevo medio.

En este período aconsejaremos a los padres la incorporación gradual en el tiempo de permanencia del bebé en el centro. Para ello les pediremos que, de ser posible, durante la primera semana traigan al niño sólo un par de horas entre toma y toma. De este modo el bebé se ira familiarizando progresivamente con el nuevo medio y se producirá la adaptación bebé-educador sin grandes sobresaltos.

También se les pedirá a los padres que traigan una cassette con un mensaje tranquilizador de ellos hacia el niño, de manera que cuando éste se encuentre intranquilo podamos tranquilizarle con la audición de dicha cassette.

Adaptación de los niños y niñas de 1-3 años

La incorporación al centro se realizará gradualmente en grupos de 7 a 10 niños. Durante la primera semana se incorporarán 5 o 6 niños de los que han acudido ya a nuestro centro junto con 3 o 4 de los niños nuevos, es decir aquellos que no han ido a centros anteriormente. La segunda semana se incorporará otro pequeño grupo, hasta que se llegue a la incorporación total de la clase.

Las actividades en estas primeras semanas deberán estar orientadas a que el niño conozca este nuevo ambiente: su docente, sus compañeros, las dependencias, los materiales y su uso, así como las normas y hábitos básicos de convivencia.

Creemos que la incorporación gradual a la escuela es muy beneficiosa, ya que permite al docente un contacto más cercano con los niños que entran por primera vez a la Escuela, además de permitir al niño un mejor acercamiento a sus iguales.

Adaptación de los niños y niñas de 3-4 años

La incorporación también se realizará gradualmente proponiendo tres periodos de incorporación con una diferencia de una semana. En la primera un tercio de los niños que ya hayan asistido a nuestro Centro, y en las dos restantes los de nueva incorporación.

Adaptación de los niños y niñas de 4 y 5 años

En estos años la incorporación gradual ya no será necesaria, puesto que los niños han debido ser escolarizados en el año anterior. Aún así seguiremos los parámetros anteriores en cuanto a la remisión del cuadernillo a padres y la programación de una serie de actividades extraordinarias, según lo anteriormente expuesto

Preparando muy minuciosamente la incorporación, desde el punto de vista material, dar al pequeño la impresión de que ha franqueado una etapa y que el nuevo año le aportará actividades distintas de las del año pasado, en un medio agradable y acogedor. Es importante que, al comenzar el nuevo curso, encuentre en su clase puntos de referencia materiales, objetos (en especial, juguetes) ya conocidos.

Fuentes: Wikipedia.org / efdeportes.com