La auditoría administrativa, herramienta moderna del control superior

Desde ningún concepto podrá considerarse completo un sistema de control superior, sin incluir la auditoría administrativa.

El control interno (en su sentido más amplio) requerirá la intervención de, por lo menos, un supervisor destinado a controlarla y mantenerla en eficientes condiciones de operación.

Por consiguiente, la dirección superior, auditores internos o externos, accionistas y otros interesados, deben confiar en la auditoría administrativa para la prevención de inconvenientes y para garantizar la adecuada marcha del sistema.

El auditor administrativo es el asignado para el control y mantenimiento del sistema de control interno.

A esta altura de nuestra exposición, podría preguntarse si existe verdaderamente tal tipo de auditor ubicado en la más alta línea de organización que cumpla con sus funciones dentro del esquema teórico esbozado, abarcando todas las operaciones de la empresa sin excepción y facilitando la toma de decisiones por parte de la dirección.

Si bien no en todos los casos con el grado de claridad con que lo hemos detallado, tal auditor existe.

La herramienta que aprovecha para llevar a cabo adecuadamente sus actividades es una nueva técnica de control y evaluación que comenzó hace algunos años a difundirse en nuestro medio, donde ya se advierten algunos indicios de aplicación integral; se le ha denominado: auditoría administrativa.

La auditoría administrativa, técnica que revisa y evalúa

La finalidad fundamental de la auditoría administrativa es sacar a la luz irregularidades o deficiencias en cuales quiera de los elementos examinados, e indicar a la vez posibles soluciones para mejorar en sus operaciones.

Fuente: Apuntes de Auditoria de la Unideg