Introducción

A finales de los años setenta y principios de los ochenta se empezó a hablar de la gestión tecnológica y su inclusión en la estrategia empresarial (Escorsa, Valls, 2001).

La evolución del entorno caracterizado por el acortamiento del ciclo de vida de los productos, modificación del concepto de tiempo y espacio en las transacciones comerciales, preocupación por el medio ambiente y clientes más exigentes, entre otros aspectos, favoreció que el factor tecnológico se constituyera en un vector estratégico que permite a cualquier empresa mejorar su posición competitiva, ya que condiciona la calidad y costos de los productos, las cuotas de mercado y los resultados financieros (Hidalgo, León, Pavón, 2002).

En la actualidad se constata que la competencia es cada vez más intensa y se basa en la rápida utilización de la tecnología (Escorsa, Valls, 2001), por ello, las empresas deben hacer uso de diversas y complementarias fuentes tecnológicas y científicas para el desarrollo de innovaciones de productos y procesos (Benavides, Quintana, 2006).

No existe una definición única del término gestión tecnológica. De acuerdo a Dankbaar (citado en Escorsa, Valls, 2001), la gestión tecnológica comprende todas las actividades referentes a la identificación y obtención de tecnologías, la investigación y el desarrollo y la adaptación de las nuevas tecnologías en la organización, adicionalmente, la explotación de las tecnologías para la producción de bienes y servicios.

Otros, como Hidalgo, et. (2002), la definen como el proceso de manejar todas aquellas actividades que capaciten a la empresa para hacer el uso más eficiente de la tecnología, tanto la generada internamente como la adquirida a terceros, así como para incorporarla a los nuevos productos (innovación de producto) y a las formas en que los producen y se entregan al mercado (innovación de proceso).

Resalta en las definiciones mencionadas que el objetivo de la gestión tecnológica es capacitar a la empresa para incorporar de la manera más eficiente la tecnología en sus procesos y/o productos. Por tanto, la gestión tecnológica comprende los procesos de creación de nuevas tecnologías, el desarrollo tecnológico, a través del proceso de investigación y desarrollo (I+D) o la adaptación de tecnologías generadas por terceros, pasando por procesos de transferencia y uso de la tecnología.

De manera más amplia, Hamilton y Pezo (2005) formulan que la gestión tecnológica está integrada por un conjunto de teorías, modelos y herramientas que son aplicados a la planeación, organización, orientación y control de los sistemas tecnológicos:

  • Modelo de Sumanth (citado en Gaynor, 1999)
  • Modelo de Hidalgo, León y Pavón (2002)
  • Modelo Temaguide (Cotec, 1998a)
  • Modelo de Hidalgo (1999)