Diseño y composición del póster
La composición consiste en situar los elementos que integran el cartel de forma armónica y de manera que el espectador centre su atención en aquellos que representan un mayor grado de significación, de acuerdo con la intención última que el mensaje quiere comunicar.
La integración de los elementos que componen el póster crea la expresión total. De ahí que toda la composición ha de ser armónica, sin saturar y sin despreciar el espacio disponible. Ha de ser percibida como una forma que se debe recordar por la distribución de los elementos en cuanto a ordenación, simplicidad y empleo de códigos de comunicación conocidos por la audiencia.
Componer visualmente es distinguir lo importante de lo secundario, definir un tema único y fundamental. Las palabras sueltas, los textos, las líneas, los colores y las formas son presentados sobre una superficie creando una trayectoria y un ritmo para la vista. [Biasutto, (1994), 183].
Cuando una imagen, un gráfico o un texto forman parte de un póster hay que distribuirlos de manera que ocupen toda la superficie, aunque sin que se perciba como saturada.
Space is important in a poster: without it, your reader has no visual pauses to think. Books leave space on the margins and by having chapters. Posters that are crammed with information are tiring to read and are seldom read in their entirety. Omit all extraneous text or visual distractions, including borders between related data and text, so the reader can assimilate your ideas easily. [American Society of Plant Biologists].
Hemos de organizar todos los elementos con un sentido rítmico para la vista, creando una trayectoria y valorando la situación de cada uno de ellos. La escritura occidental nos ha acostumbrado a leer de izquierda a derecha y de arriba a bajo, asociando el espacio gráfico de la izquierda al tiempo pasado o al comienzo de las cosas y el de la derecha al futuro, hacia donde nos dirigimos.
Pero el ojo y las leyes de la percepción también aportan su propia forma de lectura y lo hacen:
- Desde las superficies grandes hacia las más pequeñas.
- De los objetos irregulares a los regulares.
- De los gráficos a los textos.
Las líneas tienen un impacto en el resultado final. Además de decorar, pueden resaltar información, separar partes de la composición, separar colores iguales o dirigir la mirada hacia determinados componentes. Los recuadros separan el contenido del resto que le rodea. Se pueden emplear para resaltar algunos conceptos o elementos básicos.
El ojo también es atraído por elementos muy brillantes. La luminosidad depende del contraste con el fondo. Así, un color claro pierde su resplandor sobre un fondo blanco. Se asocian mejor entre sí los signos que tengan el mismo color. También podemos utilizar el mismo color en varias pantallas para sugerir una relación entre los datos expuestos.
Los colores estarán limitados a tres o cuatro, pues más colores necesitan más tiempo para decodificar la idea, aumentando la fatiga intelectual. Los colores fríos son más aconsejables para la los fondos, mientras que los cálidos son mejores para los signos. No debemos olvidar al elegir un color que hemos de tener en cuenta que estos poseen más brillo y contraste en la pantalla del ordenador que sobre un papel.
Además de la composición y el juego cromático, existen distintos procedimientos para atraer la atención y el interés dentro de una composición: flechas, recuadros, impresiones en profundidad, superposiciones o caracteres resaltados como negrita, cursiva, versalita, otro color.
Además de la composición de los objetos que configuran el contenido, atrae la atención:
- La novedad, es decir, aquello que el receptor no conoce y, sobre todo, si es algo inesperado o imprevisible.
- Lo diferente, lo que se sale de la norma o lo no esperado. Sorprenden: objetos, formas, colores…
- La información significativa, es decir, aquella que resulta importante para el conocimiento y dominio del tema que expone el póster.
- Una moderada complejidad, de manera que la estructura visual presente una forma que rete al oyente a interpretarla, pero que no sea tan farragosa o difícil como para que no se atreva a intentarlo.
Una buena composición colocará los elementos significativos principales en los puntos fuertes de atención del póster. Todas las partes no tienen el mismo valor expresivo. Algunas consideraciones que debemos tener en cuenta son las siguientes:
- El centro es una zona que no suele mantener la atención. Las posiciones cercanas a los bordes no suelen dar buen equilibrio.
- La fuerza expresiva de un objeto aumenta cuanto más alto y a la derecha del encuadre aparece.
- La línea crea direcciones de lectura y dirige la atención hacia determinados lugares del cuadro. No olvidemos que, aunque los ojos del espectador se mueven continuamente de un lado a otro del cartel, en un momento determinado la visión se localiza exclusivamente en los puntos de atención. La existencia de estas líneas de dirección rompe la atención del espectador y le hacen fijarse en determinados lugares que, de otra forma, pasarían desapercibidos.
- El color es uno de los factores más emotivos de la expresión visual. Se puede cambiar el valor emocional de la composición, llegando a transformar una gris mañana de invierno en una soleada mañana de primavera, alterando, simplemente, el color. Los colores fríos, como el verde y el azul, presentan efectos sedantes y crean una cierta profundidad espacial, mientras que los cálidos (rojo o amarillo) representan la actividad, euforia o pasión. También dan la sensación de que se nos vienen encima. – Para hacer más atractivo el póster, enfatizar algún aspecto, establecer diferencias o añadir interés es conveniente utilizar cambios de color.
- Lógicamente, el buen gusto debe primar y las figuras, tablas y gráficas deben guardar armonía en cuanto al resto de la composición en tamaño, tipografía y colores.
Resulta impensable la elaboración de un póster de estas características a una sola columna. Salvo que se empleen letras muy grandes, de tamaño de titular. Lo más aconsejable es distribuir toda la información en zonas en forma de cuadros, y dentro de éstos, los textos que formen parte del cuerpo de la información en dos, tres o cuatro columnas, en función de la anchura total del recuadro.
El valor o importancia que el realizador de un póster da a la información no sólo se mide por el número de columnas o cuadros que ésta ocupa o por el tamaño de los titulares, también tiene en cuenta el lugar de la composición en la que está colocada dicha información.
Las leyes de Brandt y Starch relacionan el uso del espacio con el recuerdo y nos indican que, según Brandt el cuarto superior izquierdo mantiene una incidencia en el recuerdo del 45%, mientras que la Starch cifra este porcentaje sólo en el 28%. En cambio el cuarto superior derecho incide en el recuerdo un 20% según Brandt y un 33% según Starch.
En este sentido, podemos establecer que en la parte superior izquierda aparecerá de forma más llamativa la información. Pues en este punto del cuadro es donde mira el espectador por primera vez. Sin embargo, las conclusiones, además de aparecer resumidas en los titulares de cabecera, pueden ir en un recuadro en el tercio inferior del póster. En la parte inferior derecha estarán colocadas las consideraciones finales.
Si los elementos de la composición no le guían, el espectador buscará el planteamiento de la información en la parte superior izquierda y las deducciones finales en el inferior derecho.
Cuando hayamos terminado el póster es aconsejable que alguien que no conozca los pormenores del trabajo lo lea críticamente antes de explicarle nada. No obstante, antes de realizar el póster definitivo conviene hacer un esbozo, lo que es muy importante si van a participar varias personas en la elaboración. Cualquier detalle es importante y no debemos dejarlo al azar.