La consultoría y el cambio en las personas
Las personas que trabajan en la organización – su personal directivo, técnico y sus trabajadores– son las que determinan en última instancia con su comportamiento cuáles cambios se pueden introducir en la organización y que beneficios reales se van a obtener de ellos. La empresa y las organizaciones son, por encima de todo, sistemas humanos. Los cambios de valores y actitudes son esenciales.
Cultura organizacional
Las organizaciones tienden también a tener su cultura propia: una mezcla peculiar de valores, actitudes, normas, costumbres, tradiciones, comportamientos y rituales que, en su totalidad, son específicos de la organización de que se trate. Algunas organizaciones están conscientes de su cultura y la consideran como un poderoso instrumento estratégico, que utilizan para orientar a todas sus dependencias y miembros hacia objetivos comunes, movilizar la iniciativa de los empleados, asegurarse de su lealtad y facilitar la comunicación. Tienden a crear una cultura propia y asegurarse de que todos los empleados la comprenden y se adhieren a ella.
Los valores y las creencias relacionados con el cambio tienen un lugar destacado en la cultura.
En general, las culturas modernistas y optimistas consideran el cambio saludable; sin él, ni los negocios ni la sociedad pueden prosperar. Las culturas dominadas por el tradicionalismo valoran el estatus quo, la estabilidad y el respeto reverencial por el pasado. Sospechan de todo cambio y pueden percibirlo como un acontecimiento perturbador y subversivo si, en opinión del consultor, la necesidad del cambio es evidente.
La presencia de factores culturales que impiden o retrasan el cambio implica que éste no sea posible. Incluso los individuos o grupos más conservadores pueden aceptar el cambio si se dan cuenta de su necesidad, en particular si el cambio viene impuesto por fuertes influencias exteriores, como el deterioro de las condiciones materiales de vida.
Incluso los individuos o grupos más conservadores pueden aceptar el cambio si se da cuenta de su necesidad, en particular si el cambio viene impuesto por fuertes influencias exteriores, como el deterioro de las condiciones de vida.