Recuperación práctica en la formación de docentes
Obtener evidencias de la práctica para analizarla implica una serie de tareas y el desarrollo de una serie de habilidades para las que el común de los profesionales de la educación no estamos formados y que, en consecuencia, nos representan una serie de problemas y retos a vencer.
Se habla de recuperar la práctica en el sentido de traer a cuenta los hechos de su cotidianidad, pues esta última, como tal, es algo que se vive momento a momento, en sucesión continua de eventos que se mezclan y entrelazan entre el recuerdo y el olvido y en la proximidad del momento vivido. Y es que «el hombre de la cotidianidad es activo y goza, obra y recibe, es afectivo y racional, pero no tiene tiempo ni posibilidad de absorberse enteramente en ninguno de esos aspectos para poder apurarlo según toda su intensidad» (Heller, 1970). Para ello se requiere el momento de ruptura, la toma de distancia que permite alejarse de y analizar lo cotidiano.
En la presente experiencia, el trabajo de recuperar la práctica personal en la docencia sirvió para reconocer poco a poco la problemática particular en la formación de docentes. Se inició con lo que se denominará de ahora en adelante, en este texto, como autobservación y autorregistro, tareas ambas que requieren del desarrollo de habilidades específicas y que, por experiencia, puede afirmarse que se consiguen mayormente con su ejercicio constante y otro poco con la consulta de apoyos metodológicos apropiados.
El objetivo mayor de este proceso de trabajo es el de encontrar, por un lado, la metodología personal utilizada para formar docentes y, por otra parte y para un momento posterior, procedimientos de trabajo útiles y propios para proponerlos como contenidos en la formación para la docencia. Por esa razón, se inicia con la recuperación y reflexión sobre los hechos de la práctica.
Es un primer momento para tomar distancia y analizar el trabajo mediador del docente dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, en general, y de la formación de docentes en particular. El primer paso es tratar, desde la recuperación de las evidencias, el papel del profesor como auxiliar y mediador del proceso de aprender que viven sus alumnos, papel que, como tal, es propuesto teóricamente y pocas veces conocido en la práctica.
Autor: Luciano González Velasco, Coordinador académico de la Maestría en Educación con Intervención de la Práctica Educativa de la Secretaría de Educación.