La ley de las utilidades decrecientes

Todos hemos oído acerca de la celebrada ley de las utilidades decrecientes y casi todos la confundimos con el principio de la utilidad marginal decreciente. Se dice frecuentemente que las utilidades disminuyen cuando un muchacho enferma comiendo plátanos o cuando después de 40 años de matrimonio se decide a divorciarse de su esposo.

El término se usa en economía en un sentido mucho más restringido y especializado. Debe considerarse diferente del principio de utilidad marginal decreciente. Los conceptos pueden ser paralelos, pero no son iguales. La ley de utilidades decrecientes dice que si en un proceso de producción, el nivel de insumos de un recurso aumenta de unidad en unidad, mientras que el de otros recursos se mantiene constante, mas allá de cierto punto los aumentos resultantes en la producción del producto serán cada vez más pequeños.

La ley se ilustra la figura 4-2 (a) y (b). Es efectiva cuando cuatro horas-hombre de trabajo se usan con una unidad de tierra. Cuando la cantidad de mano de obra aumenta más allá de este punto, disminuyen los aumentos en el producto total. Cuando se usan 9 ó 10 horas-hombre por acre, el producto total obtenible de un acre es máximo y los aumentos en el producto total han disminuido a cero.

En lugar de referirnos a la ley en términos de aumentos decrecientes del producto total, es más fácil considerarlo en términos de producto físico marginal decreciente del recurso que está aumentando. El producto físico marginal de un recurso se define corno el cambio en el producto total resultante de un cambio unitario en su nivel de uso, permaneciendo constantes las cantidades de otros recursos.

Así, cuando el empleo de mano de obra aumenta de una a dos horas hombre, el aumento del producto total – su producto físico marginal es 22 bushels de producto. Para un aumento de la mano de obra de dos a tres horas hombre, el producto físico marginal es 24 bushels.

La curva del producto físico marginal para la mano de obra en la figura 4-2 (b) se deduce de la curva de producto total de la figura 4-2 (a). En cada nivel de empleo de la mano de obra medimos el aumento en el producto total que se produce cuando aumenta el empleo hasta ese nivel desde un nivel un hombre hora menor. Estos aumentos, el producto físico marginal de la mano de obra a diferentes niveles de empleo se representan gráficamente en la figura 4-1 (b).

La ley de las utilidades decrecientes opera en todos los procesos de producción que nos rodean. Se basa en última instancia en la proposici ón de que existe un límite superior a la cantidad de producto que puede obtenerse de cualquier complejo determinado de recursos. Supongamos, por ejemplo, que un complejo de recursos consta de 1,000 acres de tierra en la que se cultiva trigo, cantidades específicas de maquinaria para usarla en ella, y un complemento dado de mano de obra.

Ahora bien, si se aplicara fertilizante al complejo, la producción de trigo se elevaría. A mayor cantidad de fertilizante aplicada, mayor será la producción – basta un punto. Este punto es simplemente la producción máxima obtenible del complejo original de tierra, maquinaría y mano de obra, y cuando se alcanza, el producto físico marginal del fertilizante debe disminuir; es decir, la ley de las utilidades decrecientes con respecto al fertilizante debe hacerse presente. En el punto en que un aumento del fertilizante ya no aumentará la producción, el producto físico marginal del fertilizante se convierte en cero.

Lo llamamos producto físico marginal, en lugar de simplemente producto marginal, para distinguirlo del concepto de producto del ingreso marginal, que encontraremos después. Frecuentemente, ambos conceptos se entienden vagamente corno producto marginal, uso que a menudo da lugar a confusiones

Con frecuencia, para cantidades relativamente pequeñas de un recurso aplicado a un complejo determinado de otros recursos, resultarán utilidades crecientes de los primeros pocos incrementos en su nivel de uso. Esto puede suceder porque el recurso es usado con demasiada parsimonia para ser eficiente. Consideremos, por ejemplo, una gran empresa siderúrgica en la que todos los recursos necesarios para producir acero se tienen en grandes cantidades, con excepción de la mano de obra.

Un hombre que trabaje en la planta sólo no producirá mucho acero. Pero si se le juntan otros pueden dividirse algunas tareas y cooperar unos con otros. Iguales incrementos en el recurso de mano de obra hasta cierto punto proporcionarán aumentos cada vez mayores en la producción de acero. Sin embargo, cuando la cantidad de mano obra con relación a las cantidades de otros recursos aumenta más, se obtendrán utilidades cada vez menores.

Utilidades decrecientes para recursos específicos representan un fenómeno mucho más importante que las utilidades crecientes. En el proceso de producción, cada recurso usado por una firma será utilizado ordinariamente en el ámbito de las utilidades decrecientes. Mencionamos de pasada las utilidades crecientes para realizar el análisis del uso de los recursos en forma tan completa como sea posible.

Fuente: Apuntes de Microeconomía de la UNIDEG