Planificación en la higiene industrial

Una planificación puntual y minuciosa de la ejecución, la gestión y la evaluación periódica de un programa es esencial para garantizar el logro de sus objetivos y fines, haciendo el mejor uso de los recursos disponibles.

En un principio, debe obtenerse y analizarse la siguiente información:

• naturaleza y magnitud de los riesgos existentes, con objeto de establecer prioridades;
• requisitos legales (legislación, normas);
• recursos disponibles;
• infraestructura y servicios de apoyo.

Los procesos de planificación y organización incluyen las siguientes etapas:

• definición de la finalidad del programa o servicio, definición de los objetivos y del ámbito de actuación, considerando la demanda prevista y los recursos disponibles;
• asignación de recursos;
• definición de la estructura organizativa;
• perfil de los recursos humanos necesarios y planes para su desarrollo (cuando sea necesario);
• asignación clara de responsabilidades a los distintos servicios, equipos y personas;
• diseño y adaptación de las instalaciones;
• selección de equipos;
• requisitos operativos;
• establecimiento de mecanismos para la comunicación dentro y fuera del servicio;
• calendario.

Los costes operativos no deben subestimarse, ya que la falta de recursos puede dificultar seriamente la continuidad de un programa. Los siguientes son algunos requisitos que no pueden pasarse por alto:

• adquisición de consumibles (como filtros, tubos indicadores, tubos de carbón vegetal, reactivos), repuestos de los equipos, etc.
• mantenimiento y reparación de los equipos
• transporte (vehículos, combustible, mantenimiento) y viajes
• actualización de la información.

Los recursos deben aprovecharse al máximo mediante un estudio detenido de todos los elementos que deben considerarse como parte integrante de un servicio completo. Para el éxito de cualquier programa, es esencial distribuir los recursos de forma equilibrada entre las diferentes unidades (mediciones de campo, toma de muestras, laboratorios analíticos, etc.) y componentes (instalaciones y equipo, personal, aspectos operativos). Además, la distribución de recursos debe permitir cierta flexibilidad, ya que es posible que los servicios de higiene industrial tengan que adaptarse para responder a las necesidades reales, las cuales deben evaluarse periódicamente.

Comunicar, compartir y colaborar son palabras clave para el éxito del trabajo en equipo y el desarrollo de las competencias individuales. Es necesario disponer de mecanismos eficaces de comunicación, dentro y fuera del programa, para conseguir el enfoque interdisciplinario que requiere la protección y la promoción de la salud de los trabajadores. Debe existir una estrecha interacción con otros profesionales de la salud en el trabajo, especialmente con los profesionales de la medicina y la enfermería del trabajo, los ergonomistas y los psicólogos del trabajo, así como con los profesionales de la seguridad. En el contexto del lugar de trabajo, han de participar también los trabajadores, el personal de producción y los directivos.

La ejecución de programas eficaces es un proceso gradual. Por consiguiente, en la fase de planificación debe elaborarse un calendario realista, de acuerdo con unas prioridades correcta-mente establecidas y considerando los recursos disponibles.

Fuente: Herrick Robert F., Enciclopedia de Salud y Seguridad en el trabajo.