Control biológico y biomarcadores de la exposición
El control biológico permite obtener una estimación de la dosis y, por consiguiente, suele considerarse superior al control ambiental. Sin embargo, la variabilidad de los índices que se emplean para el control Biológico puede ser considerable incluso en una misma persona. Para obtener una estimación aceptable de la dosis a la que se ve expuesta un trabajador, tienen que realizarse mediciones repetidas y el esfuerzo de medición puede llegar a ser mayor que el del control ambiental.
Este hecho se ilustra con un interesante estudio sobre los trabajadores de una fábrica de barcos de plástico reforzado con fibra de vidrio (Rappaport y cols. 1995). La variabilidad de la exposición al estireno se evaluó midiendo repetidamente el contenido ambiental de estireno. Se midió el contenido de estireno en el aire exhalado por los trabajadores expuestos, así como los intercambios de cromátidas hermanas. Se demostró que un estudio epidemiológico que utilizase el estireno ambiental como medida de la exposición sería más eficiente, en términos del número de mediciones necesarias, que un estudio que utilizase los otros índices de exposición.
Para medir el estireno en el aire se realizaron tres mediciones repetidas, a fin de calcular la exposición media a largo plazo con una precisión determinada. Para medir el estireno en el aire exhalado se realizaron cuatro mediciones repetidas en cada trabajador, mientras que para determinar los intercambios de cromátidas hermanas se realizaron 20 mediciones repetidas. Esta observación se explica por la relación entre señal y ruido, determinada por la variabilidad en la exposición de un día a otro y de un trabajador a otro, que fue más favorable en el caso del estireno ambiental que para los dos biomarcadores de la exposición. Así pues, aunque la relevancia biológica de un cierto indicador de la exposición sea óptima, el resultado de un análisis de exposición-respuesta puede seguir siendo insatisfactorio debido a una menor relación entre señal y ruido, que introduce un error de clasificación incorrecta.
Droz (1991) aplicó modelos farmacocinéticos para estudiar las ventajas de los métodos de evaluación de la exposición basados en la toma de muestras del aire comparados con los métodos de control Biológico dependientes de la semi vida del agente. Demostró que el control biológico se ve también muy afectado por la variabilidad biológica, que no está relacionada con la variabilidad del ensayo toxicológico. Sugirió que el uso de indicadores biológicos no ofrece ninguna ventaja estadística cuando la semivida del agente considerado es inferior a unas diez horas.
Aunque parece más adecuado medir la exposición ambiental en lugar de un indicador biológico de su efecto por la variabilidad de la variable medida, se pueden encontrar otros argumentos en favor del uso de un biomarcador, incluso cuando eso suponga un mayor esfuerzo de medición, como cuando existe una considerable exposición dérmica. Para agentes como los pesticidas y algunos disolventes orgánicos, la exposición dérmica puede tener mayor relevancia que la exposición ambiental. Un biomarcador de la exposición incluiría esta vía de exposición, mientras que la medición de la exposición dérmica es compleja y sus resultados no son fáciles de interpretar (Boleij y cols. 1995).
Los primeros estudios de trabajadores agrícolas en los que se utilizaron “parches” para evaluar la exposición dérmica detectaron importantes cantidades de pesticidas en la superficie corporal, dependiendo de las tareas que realizaba cada trabajador. Sin embargo, debido a la escasa información disponible sobre la absorción por la piel, todavía no pueden utilizarse los perfiles de exposición para calcular una dosis interna.
Los biomarcadores pueden ofrecer también ventajas considerables en la epidemiología del cáncer. Cuando un biomarcador es un marcador precoz del efecto, su uso puede tener como resultado la reducción del período de seguimiento. Aunque todavía tienen que realizarse estudios de validación, los biomarcadores de la exposición o de la sensibilidad individual podrían dar lugar a estudios epidemiológicos más potentes y a estimaciones más precisas del riesgo.
Fuente: Herrick Robert F., Enciclopedia de Salud y Seguridad en el trabajo.