Mejores escuelas
En todo el mundo va cobrando mayor predicamento la idea de que es preferible mejorar la escuela en su totalidad, en vez de reforzar determinados aportes y procesos.
Esta idea se plasma en una serie de modelos distintos – aunque conexos – que han recibido diversas denominaciones: mejora de la escuela, desarrollo global de la escuela y escuela amiga del niño. La aplicación de estos modelos supone a menudo que se dé a las escuelas más autonomía.
Los argumentos en favor de ésta son convincentes, ya que otorgar más libertad puede conferir más independencia a los docentes, reducir la burocracia y hacer que los poderes de decisión estén más cercanos del lugar donde se plantean los problemas.
No obstante, hasta la fecha no se dispone de suficientes datos sobre las repercusiones de la autonomía de las escuelas en los resultados del aprendizaje. Está ampliamente admitido que para mejorar la calidad de la enseñanza deben reunirse determinadas condiciones.
Esas condiciones comprenden: un gobierno central fuerte y dispuesto prestar apoyo; estrategias orientadas hacia el fortalecimiento de capacidades; apoyo profesional a las escuelas; y mayor transparencia.
Otros elementos esenciales son: contar con una estructura central de seguimiento; y velar por que las escuelas reciban información basada en el rendimiento.
En estas tareas, los directores de escuelas tienen una importancia fundamental, ya que la índole de su liderazgo puede influir muy considerablemente en la calidad de los centros docentes.
En muchos países desarrollados hay instituciones especializadas para adquirir competencias en materia de dirección de centros docentes. No suele ser así en los países de escasos ingresos, donde se puede ascender a los maestros sin impartirles ninguna formación complementaria.
No obstante, la tendencia a conceder una mayor autonomía a las escuelas supone que se pueda exigir a los administradores de éstas la ejecución de tareas de gestión más complejas. Sudáfrica está empezando a aplicar una política de fortalecimiento de la dirección de las escuelas y en Kenya se han perfeccionado las competencias administrativas de 16.700 docentes gracias al Primary School Management Programme (PRISM).
En toda reforma destinada a otorgar una mayor autonomía a las escuelas, se debe definir claramente la obligación de rendir cuentas. Sin una política nacional firme y bien coordinada, se corre un gran riesgo de que aumenten las disparidades de rendimiento de las escuelas.
En muchos países en desarrollo, la organización de la educación exige la adopción de decisiones difíciles para encontrar medios que permitan sacar el mejor partido de los escasos recursos de que se dispone, sobre todo allí donde el número de niños escolarizados en primaria ha aumentado rápidamente sin que la financiación haya progresado en consecuencia.
La enseñanza en clases alternas, si bien es una solución que permite aumentar el número de plazas en las escuelas utilizando eficazmente los recursos existentes –edificios, instalaciones, libros de texto y docentes–, somete a una presión enorme a todos los que se encargan de la gestión de las escuelas y entraña una posible pérdida de calidad de la enseñanza.
Esta solución exige una programación meticulosa y estructuras de gestión adecuadas. Fuente: Libro de Educación para todos “El imperativo de la calidad” de la UNESCO.