Replantearse la formación docente
Para atraer candidatos al ejercicio de la docencia, tanto a los países en desarrollo como a los desarrollados les seduce la idea de rebajar los criterios de acceso a la profesión docente. Aunque esta opción debe examinarse con cautela, es posible flexibilizar las distintas vías que abren paso a la profesión docente.
Por ejemplo, el talento y la motivación podrían tomarse en igual consideración que un determinado nivel de educación formal.
En los principales modelos de formación inicial, la duración de la instrucción formal puede oscilar entre cero y cinco años, el periodo de prácticas puede ser largo o corto, y los costos por alumno suelen ser relativamente elevados.
Los modelos que prevén periodos de prácticas largos necesitan que haya un número suficiente de escuelas con capacidad para entrenar a los futuros docentes.
En Cuba, la totalidad de la formación inicial se efectúa en las escuelas. En algunos casos, la formación en las escuelas se puede combinar con el aprendizaje a distancia, a condición de que los futuros docentes reciban el material y apoyo adecuados.
En los programas de formación se da una tendencia a subestimar el tiempo que necesitan los futuros profesores para dominar las materias que enseñan. Además, ocurre a menudo que los encargados de la formación no conocen a fondo la realidad cotidiana de las escuelas.
Se debe invitar a los encargados de la elaboración de políticas de educación de muchos países a que se replanteen el equilibrio entre la formación inicial y la formación durante el trabajo. Los docentes recién titulados necesitan un gran apoyo, sobre todo durante el primer año de ejercicio de la profesión.
Es rentable orientar las inversiones hacia la formación práctica. Las mejores prácticas de apoyo profesional permanente comprenden una estructura incitativa que muestra a los docentes las ventajas que supone una mejora de su competencia profesional y alienta a las escuelas a hacer de la mejora del aprendizaje un elemento medular de su visión de la educación. Fuente: Libro de Educación para todos “El imperativo de la calidad” de la UNESCO.