Legalidad tributaria
Dicha garantía no exige que el legislador esté obligado a de finir todos los términos y palabras usadas en la ley.
Lo que exige el principio de legalidad tributaria establecido en el art. 31, fracc. IV constitucional, es que la determinación de los sujetos pasivos de las contribuciones.
Su objeto y, en general, sus elementos esenciales se encuentren en la ley, y para ello es suficiente que en ellas se precisen en forma razonable, de manera que cualquier persona de entendimiento ordinario pueda saber a qué atenerse respecto de sus obligaciones fiscales.
No se puede pretender que se llegue al absurdo de exigir que el legislador defina, como si formulara un diccionario, cada una de las palabras que emplea, si las que eligió tienen un uso que revela que en el medio son de clara comprensión.
De acuerdo con ello, expresiones como uso doméstico, uso no doméstico, uso doméstico residencial, uso doméstico popular o uso del sector público son, por sí solas, comprensibles.
Sin que pueda aceptarse que su empleo en la ley sea violatorio del principio de legalidad tributaria, ni tampoco exigirse que en la sentencia que establece estas conclusiones se definan esas expresiones, exactamente por la misma razón.
Además, si las autoridades administrativas al aplicar las disposiciones relativas se apartan del contenido usual de las expresiones al examinar en amparo la constitucionalidad de las resoluciones relativas.
La correcta interpretación de la ley bastaría para corregir el posible abuso, sin que ello pudiera significar que se hubieran delegado en las autoridades administrativas facultades legislativas y que, por ello, la ley fuera inconstitucional.