Prisión simulada de zimbardo
Uno de los más ilustrativos experimentos de los papeles fue realizado por elpsicólogo Philip Zimbardo de la Universidad de Stanford y sus asociados.
Ellos crearon una «prisión» en el sótano del edificio de psicología de Stanford; contrataron dos docenas de estudiantes estables, físicamente saludables, respetuosos, obedientes de la ley, a $15 el día, que obtuvieron una calificación «promedio normal» en exámenes extensivos sobre personalidad; aleatoriamente les asignaron el papel de «guardia» o el de «prisionero»; y establecieron algunas reglas básicas. Luego los experimentadores se retiraron para ver qué ocurría.
Al principio de la simulación planeada de dos semanas, no hubo diferencias mensurables entre los individuos asignados como guardias y aquellos escogidos como prisioneros.
Además, los guardias no recibieron algún entrenamiento especial sobre cómo ser guardias de una prisión. Se les dijo únicamente que «mantuvieran la ley y el orden» en la prisión, y que no permitieran ningún comportamiento absurdo de los prisioneros: la violencia física estaba prohibida.
Para estimular aún más la realidad de la vida en prisión, se permitieron las visitas de parientes y amigos.
Aunque los guardias trabajaban en turnos de ocho horas, a los prisioneros se les mantuvo en sus celdas las 24 horas y se les permitió salir solamente para comer, hacer ejercicio, gozar de los privilegios del baño, para las líneas de conteo y detalles de trabajo.
Les tomó poco tiempo a los “prisioneros” aceptar las posiciones de autoridadde los guardias, o a los guardias ajustarse a sus nuevos papeles de autoridad. Después de que los guardias aplastaron un intento de rebelión en el segundo día, los prisioneros se volvieron cada vez más pasivos.
Cualquier cosa que los guardias “quisieran dar”, lo tomaban. Los prisioneros ficticios empezaron a creer y a actuar como si en verdad lo fueran, mientras los guardias constantemente les recordaban, su inferioridad y falta de poder.
Y todo guardia en algún punto de la simulación, adoptó un comportamiento abusivo, autoritario. Por ejemplo, un guardia dijo: “Estoy sorprendido de mí mismo… les puse apodos y los hice limpiar los sanitarios con sus propias manos.
Prácticamente consideré a los prisioneros como ganado y pensaba: ‘tengo que vigilarlos por si intentan algo’.” Otro guardia agregó: “Estaba cansado de ver a los prisioneros en sus ropas y de percibir los fuertes olores de sus cuerpos que salían de las celdas.
Los observé llorar por las órdenes que dábamos. Ellos no los vieron como un experimento. Fue real y estaban luchando por mantener su identidad. Pero nosotros siempre estábamos ahí para mostrarles quién era el jefe.”
La simulación en realidad probó ser un éxito al demostrar que los individuos aprenden rápidamente nuevos papeles. Los investigad ores tuvieron que parar el experimento después de sólo seis días debido a las reacciones patológicas que los participantes estaban mostrando.
Y recuerde, que estos individuos se escogieron precisamente por su normalidad y estabilidad emocionales.
¿Qué concluiría de la simulación de la prisión? Los participantes, de este experimento, como el resto de nosotros, habían aprendido conceptos estereotipados de los papeles del guardia y el prisionero de los medios masivos y de sus propias experiencias personales de relaciones de poder e impotencia vividas en casa (padre-hijo), en la escuela (maestro-estudiante), y en otras situaciones.
Esto, entonces, les permitió asumir fácil y rápidamente papeles que fueron muy diferentes de sus propias personalidades inherentes. En este caso, vimos que la gente sin patología previa de personalidad y sin entrenamiento en su papel podría ejecutar formas extremas de comportamiento, consistentes con los papeles que estaban actuando.
Fuente: Apuntes de la materia de Administración 2 de la Unideg