Preveerse con anticipación

Un plan formulado de antemano preparará al sucesor a ocupar el cargo de la presidencia del consejo y/o la dirección general de la empresa.

El retiro de quien ocupa el cargo es paulatino y da oportunidad de que el sucesor asimile la experiencia anterior.

Esta previsión puede suponer que quien se retira está en posibilidades de asesorar a quien ocupe su lugar.

Retiro por fallecimiento, sin separación de la sucesión

Es la situación en que el negocio tiene el mayor riesgo de subsistir. Si no existe talento administrativo o empresarial que lo substituya, el negocio desaparecerá.

Muchos fundadores de empresas se rehúsan a preparar la transición de poder, porque no desean aceptar que el retiro es necesario o saludable para el negocio y para su vida personal.

La resistencia a hacerlo se fundamenta en dos razones principales. La primera es que no desea aceptar que nuestra etapa de presencia y aportación ha concluido, esto es, se ha estado tan relacionado con el negocio, que no es posible aceptar que se puede vivir sin su colaboración.

La segunda razón es presentir que la sucesión creará problemas.

Sé cree que hará conflictos y rivalidades entre los hijos o hermanos y se desea diferirlas lo más posible, con el propósito de que no se presenten.

Con suma frecuencia, el fallecimiento sin preparación de la sucesión obliga a la familia a vender la compañía a terceros o liquidar el negocio.

Uno de los dilemas más fáciles de resolver, es dar respuesta a la pregunta ¿quién debe de tomar la dirección del negocio familiar?.

La sucesión en el negocio familiar plantea como dilemas el tratar de integrar en una persona tres requisitos o condiciones:

– Capacidad para la dirección o conducción del negocio
– Dedicación e interés por la empresa familiar
– Armonía por parte de los socios y administradores

No reunir alguna de estas condiciones puede poner en riesgo la supervivencia o continuidad del negocio.

Así la falta de capacidad directiva, la apatía para involucrarse con el negocio o la rivalidad entre los socios o directivos incrementa los riesgos de la empresa.

Cuando alguno de estos problemas es grave, los socios pueden llegar a plantear como posibilidad la liquidación o traspaso de la compañía.

Con la liquidación, los socios reciben la participación que les corresponde por el valor de sus acciones, y el negocio se concluye al vender sus activos.

Con el traspaso, los socios reciben la participación de sus acciones, y la empresa continua bajo el control de otros socios y administradores.

Fuente: Apuntes de la materia de administración 2 / Unideg