Participación representativa

Casi todo país de Europa Occidental tiene algún tipo de legislación que requiere que las compañías practiquen la participación representativa.

Esto es, en lugar de participar directamente en las decisiones, los trabajadores están representados por un pequeño grupo de empleados que son quienes participan realmente.

La participación representativa ha sido llamada «la forma más ampliamente legislada de participación del empleado en el mundo».

La meta de la participación representativa es redistribuir el poder dentro de una organización, colocando la fuerza laboral sobre bases más equitativas con los intereses de la gerencia y de los accionistas.

Las dos formas más comunes que adopta la participación representativa son los consejos de trabajo y las juntas de representantes.

Los consejos de trabajo enlazan a los empleados con la gerencia. Son grupos de empleados nominados o electos que deben ser consultados cuando la gerencia toma decisiones que involucren al personal.

Por ejemplo, en los Países Bajos, si una compañía holandesa es comprada por otra, el consejo de trabajo de la primera debe ser informada desde el principio y, si el consejo objeta, tiene 30 días para buscar una prohibición de la corte que detenga la compra.

Las juntas de representantes están formadas por empleados que asisten a las jun tas de directores de la compañía y representan los intereses de los empleados de la firma.

En algunos países, las grandes compañías podrían ser legalmente requeridas para asegurarse de que los representantes de los empleados tengan el mismo número de lugares que los representantes de los accionistas.

La participación representativa es la forma más ampliamente legisladade participación del empleado en el mundo. En general la influencia de la participación representativa sobre los empleados parece ser mínima.

Por ejemplo, la evidencia sugiere que los consejos de trabajo están dominados por la gerencia y tienen mu y poco impacto en los empleados o en la organización.

Y mientras esta forma del involucramiento del empleado podría incrementar la motivación y la satisfacción de aquellos individuos que están asumiendo la representación, existe muy poca evidencia de que esto fluya hasta los empleados operativos a quienes representan.

En suma, «el mayor valor de la participación representativa es simbólico. Si uno está interesado en cambiar las actitudes del empleado o mejorar el desempeño organizacional, la participación representativa será una opción pobre».

Fuente: Apuntes de la materia de Administración 2 de la Unideg