Críticas de Levinson
Levinson destaca que la administración por objetivos no tomó en cuenta las raíces más profundas, emocionales y motivacionales de un gerente, pues puede colocarlo en una posición parecida a la de un conejillo de laboratorio, frente a sólo dos alternativas: acierta el camino en el laberinto y come, o sino, simplemente pasa hambre.
Según Levinson, el proceso «ideal» de la administración por objetivos debe desarrollarse en cinco etapas.
- Discusión del funcionario con su superior acerca de la descripción de funciones hecha por el propio subordinado.
- Fijación de metas de desempeño a corto plazo.
- Entrevista con el superior para analizar el proceso alcanzado hasta cierto momento.
- Establecimiento de puntos de verificación para medir el progreso.
- Análisis entre superior y subordinado, el final de determinado plazo, para evaluar los resultados de los esfuerzos desarrollados por el subordinado.
En conclusión, Levinson afirma que «la administración por objetivos y los procesos de evaluación del desempeño, tal como se ejecutan usualmente, son inherentemente autodestructivos a largo plazo, por estar basados en una psicología de la recompensa y el castigo, que intensifica la presión ejercida sobre cada individuo, al mismo tiempo que le proporciona una selección de objetivos muy limitados. Tales procesos pueden mejorarse, examinando los presupuestos psicológicos en los cuales se basan, ampliándolos de modo que incluyan la evaluación colectiva y dándole prioridad a las metas personales de los funcionarios.
Autor: Juan Manuel Benavente Borbolla