Los estudios sobre la función de producción: datos no concluyentes
En el decenio de 1960, se efectuó en los Estados Unidos una encuesta que marcó un hito por aquel entonces. Sus conclusiones mostraban que la escuela contribuye a reproducir las desigualdades sociales. Se comprobó que el contexto familiar y los grupos de compañeros del alumno tenían más repercusiones en sus resultados que las variaciones de los recursos escolares.
Estas conclusiones suscitaron una avalancha de trabajos de investigación para averiguar si eran susceptibles de confirmación.
Los investigadores adoptaron un enfoque centrado en la “función de producción” – muy utilizado en economía – con miras a analizar qué aportaciones relacionadas con las políticas de educación (formación, experiencia y remuneración de los docentes; instalaciones; y proporción de alumnos por maestro) tenían más repercusiones en los resultados.
En un análisis de conjunto de todos los estudios de este tipo realizados hasta 1995 en los Estados Unidos, no se ha podido encontrar ninguna relación significativa entre las aportaciones de recursos y el aprovechamiento escolar de los alumnos.
Los resultados a este respecto son más concluyentes en los países en desarrollo, donde la mayoría de los estudios que recurren a este modelo parecen indicar que la mejor formación y mayor experiencia de los maestros, el incremento del gasto por alumno y la existencia de instalaciones escolares decorosas influyen efectivamente en los resultados del aprendizaje.
No obstante, la utilización de este enfoque ha sido muy criticada, pese a que muchos estudios han recurrido a él. Una de las principales objectiones es que el comportamiento de los alumnos y los procesos de aprendizaje no son susceptibles de modelización, a diferencia de lo que ocurre con las materias primas y los productos acabados en el plano económico. Fuente: Libro de Educación para todos “El imperativo de la calidad” de la UNESCO.