Inflación
Un segundo problema fundamental es la inflación convertida en los últimos años en el objetivo número uno de la política económica, La subida generalizada de precios es un fenómeno diferente de ajuste del mercado ante un exceso de demanda o una caída de la producción. Afecta además a todos los bienes y factores de la economía tiene un carácter sistemático de autoalimentación. La espira l inflacionista de los años setenta y las fuentes distorsiones que generó en el sistema de precios llevo a las economías occidentales a bajas tasa de crecimiento y aun aumento del desempleo.
Surgió entonces el fenómeno de la estanflación (stagflation), inflación con desempleo, que hasta esos años era desconocida y los modelos entonces vigentes no podían explicar.
Hoy los países sacrifican altas tasas de desempleo antes que dejar que los precios se disparen. Saben que el desempleo a medio plazo no se reduce con políticas inflacionistas que un país que comercia con otros no puede dejar que sus precios crezcan por encima de sus competidores; que al final, para acabar con la inflación, el sacrificio en términos de desempleo será más doloroso. Esto es algo que la sociedad a veces no entiende y buena parte de los políticos incluso algunos economistas piensan que existen otros modelos que no presagian un horizonte tan limitado para la política económica.
Pero la evidencia de los hechos es incuestionable. Mantener los precios estables; incluso en la fase recesiva de! ciclo, ayuda a salir de la depresión de una forma equilibrada y duradera, aunque alarga la salida del fondo del cielo. No obstante, hay también quien afirma que un poco de inflación es bueno para la economía, porque facilita el funcionamiento económico y favorece el crecimiento una tendencia duradera. Una inflación entre el 0.5 y el 1,5 por 100 se considera adecuada para que la economía no esté sometida a rigideces y pueda mantener una tendencia duradera de moderado crecimiento.
El problema de la inflación cuando es inesperada o los agentes no pueden adaptarse a ella radica en sus costes. Un proceso de inflación implica una distribución de renta y riqueza brusca e injusta, a la vez que paraliza el sistema de información que los precios transmiten. La inflación beneficia a quienes deben dinero, al Estado que cobra más impuestos, a los más ricos que pueden proteger mejor el valor de sus activos; y distorsiona las decisiones a medio y largo plazo, a la vez que anula las señales que una subida de precios supone para el sector productivo de una economía.
Fuente: Apuntes de Macroeconomía de la Unideg