Trazabilidad en el cultivo de la piña
Busca establecer mecanismos confiables para determinar el desplazamiento de la fruta producida. En otras palabras, busca reconstruir las actividades que los productores, la empresa o los proveedores realizan o han realizado en cada lote, sección o bloque de la finca. Acatar este procedimiento ayuda a encontrar el origen de los problemas que surjan y hacer las correcciones necesarias.
Es recomendable que el gestor ambiental o el mismo productor sean los encargados de poner en práctica la trazabilidad. Para facilitar la trazabilidad (también conocida como rastreabilidad) y, por ejemplo, identificar frutas contaminadas, o no aptas para el consumo, se acostumbra asignar un código a los lotes, las secciones y los bloques de la finca.
La aplicación del proceso de trazabilidad tiene carácter obligatorio y abarca desde la fase de cultivo, pasando por la cosecha y el transporte, hasta la entrega en la planta empacadora.
El procedimiento que debe seguirse es el siguiente:
– Las áreas de siembra deben estar identificadas o rotuladas (lote y sección o bloque; fecha de siembra, tipo de semilla, peso y procedencia (cultivares y patrones) y número de plantas.
– Deben anotarse todas las labores que se realicen en los distintos lotes, secciones o bloques (siembra, fertilización, aplicaciones de plaguicidas, cosecha, etc.)
– Para garantizar la trazabilidad, se deben archivar todas las facturas de compra de insumos, equipos y repuestos, de labores de mantenimiento y otras pertinentes; así como los recibos de venta o de entrega de fruta.
Las boletas o recibos de entrega de fruta deben tener la siguiente información:
– Nombre del productor
– Fecha y hora en que se entregó la fruta
– Lote y sección o bloque donde se cosechó
– Número de frutas y peso
– Placa del vehículo y nombre del transportista
– Nombre y firma del inspector de la empresa comercializadora que despacha la fruta en el campo
– Nombre de la persona que recibe en planta
Fuente: Ministerio de Agricultura y Ganadería.