Docencia profesionalizada

En lo principal, la profesionalización de la docencia requiere de un cambio de énfasis que significa pasar de la transmisión de conocimientos de contenidos de tipo académico, hacia un énfasis en la construcción por parte de los alumnos y alumnas, de nuevas competencias y capacidades que le permitan aprender y seguir aprendiendo en forma permanente. Los contenidos de carácter teórico conceptual no se abandonan sino que se redefinen en función de hacerlos más significativos, actualizados, profundos, generativos de nuevos aprendizajes y pertinentes a las necesidades formativas de los estudiantes.

Resultados de nuestros estudios han sido altamente consistentes con los antecedentes aportados por Bein (2004), sobre lo que hacen los mejores docentes universitarios. Ellos asumen que el aprendizaje tiene poco sentido sino se es capaz de producir una influencia duradera e importante en la manera como la gente piensa, actúa y siente y habían logrado un gran éxito a la hora de ayudar a sus estudiantes a aprender, consiguiendo influir positiva, sustancial y sostenidamente en sus formas de pensar, actuar y sentir.

En términos más específicos, los rasgos centrales identificados para un profesor destacado fueron:

  1. Dominio del contenido caracterizado por: estar al día de los desarrollos intelectuales, científicos o artísticos de importancia en su campo; razonar de forma valiosa y original en sus asignaturas; poseer interés en los asunto generales de sus disciplinas (historia, controversias, discusiones epistemológicas) y leer muchas cosas de otros campos.
  2. Preparación de la docencia: trabaja y prepara sus clases considerándolas como esfuerzos intelectuales formales de igual exigencia que su investigación o acción profesional, y se pregunta primero por los aprendizajes o las metas que debe lograr su estudiante.
  3. Expectativas de sus estudiantes: espera más de sus estudiantes, sin proponer metas arbitrarias y brindando una estructura de apoyo para el éxito académico de sus estudiantes.
  4. Realización de la enseñanza: desarrolla ambientes de aprendizaje flexibles, participativos y activos, que promueven procesos cognitivos de alto nivel, un manejo del lenguaje, procedimientos, actitudes, de una profesión y / o disciplina, resolución de problemas complejos (multidisciplinarios) y procesos de autorregulación.
  5. Interacción con los estudiantes: muestra gran confianza en sus estudiantes, están seguros que ellos quieren aprender y que son capaces de aprender. Mantiene canales de comunicación permanentemente abiertos con sus estudiantes.
  6. Verificación de resultados y procesos de mejora: diseña y aplica un programa sistemático para validar sus resultados y hacer las mejoras que estimen convenientes a su docencia. Establece claramente el propósito de sus evaluaciones y los criterios de medición de sus estudiantes. Sus evaluaciones son consistentes con los objetivos de aprendizaje de su curso.
  7. Piensan metacognitivamente: saben cómo simplificar y clarificar conceptos complejos, como llegar a la esencia del asunto con revelaciones motivadoras, y son capaces de pensar en su propia forma de razonar en la disciplina, analizando su naturaleza y evaluando su calidad.

Fuente: Megatendencias educativas del siglo XX y prospectiva para el siglo XXI de Patricio Montero Lagos