La construcción de la mancha tipográfica
El formato se define como el tamaño del área que se tiene para realizar una composición, es decir para diseñar.
En el aspecto editorial hay ocasiones en las que el formato puede ser elegido por el diseñador, lo que le da muchas posibilidades a la hora de componer. Pero en la mayoría de las ocasiones, esto no sucede, y el espacio o formato está predefinido, lo que obliga al diseñador a adaptarse a dicho formato.
De cualquier forma, la composición o ubicación de los elementos, deberá hacerse en coherencia con el formato. Un aspecto que debemos tener en cuenta dentro de los formatos es el margen, es decir el espacio en blanco que rodea la composición. Dependiendo del tipo de trabajo que se este realizando, el margen tendrá una función diferente.
• Por ejemplo, si se esta trabajando en el diseño de un libro, los margenes pueden tener una doble misión.
• Por un lado estética, dejando un margen blanco en los extremos (superior, inferior, derecho e izquierdo) de la composición para que esta sea más clara y agradable de leer.
• Por otro lado práctica, ya que los margenes pueden servir para facilitar la encuadernación del libro.
A su vez los formatos se pueden dividir en diferentes estructuras:
1. Formatos de una columna. Suele emplearse para libros, mostrando solo texto, una imagen acompañada de texto, o solo imagen.
2. Formatos de dos columnas. Ofrece más posibilidades para combinar textos e imágenes.
3. Formatos de tres columnas. También ofrece muchas posibilidades con respecto a la combinación de imágenes y textos de diferentes tamaños.
4. Formatos de cuatro columnas. Se suele utilizar en periódicos y revistas, ya que facilita la composición cuando se trata de mucho texto. En cualquier caso hay que tener en cuenta el tamaño de las columnas, ya que condicionará el tamaño de la tipografía.
Después de elegir el formato del trabajo que se va a realizar, una de las primeras cosas que hay que establecer son los márgenes que éste tendrá. El formato de trabajo y otros aspecto tales como el tipo de trabajo que realicemos, el público al que se quiere dirigir, el grosor de la publicación o el soporte o papel del mismo, serán algunos de las características a tener en cuenta a la hora de establecer los márgenes del diseño.
Cuando se trabaja en un diseño editorial, lo normal es que se utilice una representación de la doble página (izquierda y derecha), siendo más sencillo poder tener una idea más clara del aspecto que tendrá esa publicación cuando esté en manos del destinatario.
Los nombres de los márgenes que se encontran en una publicación: el margen superior o de cabeza, el margen inferior o de pie, el margen interior o de lomo y el margen exterior o de corte. Una vez que están definidos los cuatro márgenes se obtiene el espacio de Mancheta o Mancha, es decir la zona de impresión o la zona en la que estarán los contenidos de la publicación o la que equivale al tamaño de la página menos los márgenes.
Entre una mancha y otra se creará una zona de medianil, compuesta por la suma de los dos márgenes interiores y que deberá estar en función del resto de los márgenes así como del grosor que tenga la publicación, ya que a mayor grosor más se dificultará la apertura de las páginas y la mancheta deberá quedar fuera de la zona de pliegue.
¿Qué criterios se aplican para la definición de los márgenes?. En principio no hay criterios estrictos y cuando se comienza a trabajar en ellos se debe considerar algunos aspectos o particularidades de la publicación. Por ejemplo, no será lo mismo que una edición de lujo o elitista en la que suele haber una concesión de espacio de márgenes superior a tener en una publicación periódica o revista normal, en las que el espacio de margen es más ajustado.
Si se trabaja en un soporte de bajo gramaje (un papel fino), será conveniente que los márgenes sean simétricos para que las manchetas coincidan y no existan transparencias indeseadas que creen un efecto feo.
El contenido será otro de los factores a valorar, ya que si éste es demasiado extenso puede ser conveniente que se considere una zona de márgenes menor para que la publicación no se extienda en exceso y poder generar otros blancos además de los márgenes. Uno de los criterios que se puede aplicar para la constitución de los márgenes de la página sería la tan conocida «regla áurea» o «sección áurea«, creando unos márgenes que estén en relación matemática con el formato de la página.
Otra proporción que normalmente se utiliza a la hora de establecer los márgenes de los libros es darle un determinado espacio al margen de cabecera, el 0,75 de éste se le aplica al margen interior o de lomo, el doble del interior al exterior y el doble del margen de cabeza al de pie. Estas proporciones deben ser siempre tenidas en cuenta y evaluadas junto con otros aspectos de la publicación así como de la idea que tenga el diseñador sobre su trabajo.
Lo que si es recomendable es no utilizar los cuatro márgenes iguales, ya que esto crea un aspecto excesivamente monótono y carece de tensión compositiva, que es uno de los elementos que crea interés visual en el espectador. Es recomendable tener en cuenta al menos que normalmente los márgenes menores son los laterales y que el margen inferior suele ser mayor que el superior.
Cuando ya esta definido un tamaño de mancheta se puede comenzar a distribuir espacios y a crear bloques que simulen los diferentes contenidos que tendrá la página, de esta forma se podrá generar de una forma rápida bocetos de cómo puede ser la distribución y el aspecto de la publicación.
El tamaño de los título y subtítulos si es que los hay, así como la extensión que éstos deben tener, la distribución de la mancha en diferentes columnas de diversos anchos, la separación que tendrán las columnas, las alineaciones que se aplicarán a éstas, la dimensión de las imágenes, el fluir de los diferentes contenidos o los blancos internos que tendrá esa mancha, serán elementos con los que se puede trabajar visualmente de esta forma hacer una idea más cercana del aspecto que tendrá y decidir por la maqueta más idónea.
La anchura de las columnas deberá estar en relación con el tipo y el tamaño de éstos utilizado en la publicación. Un mayor número de columnas es recomendable cuando la extensión del contenido es mayor, dotando a la publicación de un cierto carácter de «urgencia o premura«; por contra, cuando el número de columnas es menor y la anchura de éstas mayor, estamos transmitiendo un mensaje más calmo, serio e importante en la propia composición.
La ilustraciones y los títulos pueden ocupar anchos de una, dos, tres o cuatro columnas, dependiendo del énfasis que queramos darle a cada elemento. y siempre teniendo presente que aquellos elementos de mayor tamaño o de trazos más gruesos atraerán la atención de forma más inmediata.
Se debe buscar un equilibrio en el establecimiento de los bloques de texto para que ni la columna sea tan estrecha como para que la vista se agote cambiando continuamente de columna y el contenido resulte entrecortado. Ni tan extenso como para que se pierda en unas líneas largas e interminables.
Se debe considerar el bloque en su conjunto, horizontal y verticalmente, así como con el resto de los elementos de la página y páginas sucesivas. Que el fluir del contenido entre las diferentes columnas permitan una mejor lectura, pero que la estructura tenga una cierta flexibilidad como para introducir ciertos elementos (imágenes, otros bloques de textos, blancos…) que rompan la monotonía y creen interés visual.
Fuente: Apuntes Diseño Editorial de la U de Londres.