Impuesto inflacionario

Las causas inmediatas de la inflación. La inflación es una enfermedad peligrosa y a veces fatal que, si no se remedia a tiempo, puede destruir a una sociedad.

Los ejemplos abundan. Los periodos de hiperinflación en Rusia y Alemania tras la Primera Guerra Mundial, cuando los precios alcanzaban un valor doble o superior de un día a otro, prepararon el camino para el comunismo en un país y el nazismo en otro.

La hiperinflación que se produjo en China tras la Segunda Guerra Mundial facilitó la victoria del presidente Mao sobre Chang Kai shek. La inflación en Brasil, país en el que el aumento de precios en 1954 alcanzó la cifra del ciento por ciento, trajo el gobierno militar.

Una inflación mucho peor contribuyó a la caída del presidente Allende en Chile en 1973 y a la de Isabel Perón en Argentina en 1976, seguida en ambos países por la toma del poder por parte de una junta militar.

Ningún gobierno está dispuesto acepta la responsabilidad de haber provocado la inflación, ni siquiera en aquellos casos en que la virulencia de ésta es menor.

Los funcionarios públicos encuentran siempre alguna excusa: hombres de negocios voraces, sindicatos codiciosos, consumidores despilfarradores, los jeques árabes, le mal tiempo o cualquier otra que parezca, aun remotamente plausible.

Es cierto que los empresarios son voraces; los sindicatos, ambiciosos; los consumidores despilfarran; los jeques árabes han aumentado el precio del petróleo, y las condiciones meteorológicas a menudo son malas.

Todo esto puede conducir a aumentos de precios de bienes individuales, pero no pueden llevar a un incremento general de los precios de los productos.

Pueden provocar una subida o bajada temporal de la tasa de inflación, pero no pueden ser la causa de una inflación continua por una razón muy simple: ninguno de estos aparentes culpables posee una máquina de imprimir mediante la cual producir estos trozos de papel que llevamos en nuestros bolsillos; nadie puede autorizar legalmente a un contable para que realice asientos en los libros, operación equivalente a la impresión de esos trozos de papel.

La inflación no es un fenómeno capitalista. La ex Yugoslavia, un país comunista, experimentó una de las tasas de inflación más rápidas de todos los países europeos; Suiza, uno de los bastiones del capitalismo, una de las más bajas.

Tampoco es una manifestación comunista. La China de Mao experimentó una inflación pequeña. Italia, Japón, el Reino Unido, Estados Unidos de América, todos ellos países capitalistas desarrollados, han sufrido aumentos sustanciales de los precios a lo largo de la pasada década.

En el mundo moderno, la inflación es un fenómeno relacionado con la impresión de billetes.