Las tendencias en el mercado para el comercio justo
A la hora de desarrollar productos, es muy importante tener en cuenta las tendencias del mercado, pues lo que está “de moda” se venderá con mayor facilidad. No obstante, no se trata de seguir estrictamente los dictados de la moda, sino de adaptarnos ligeramente a los gustos de nuestro público objetivo.
Para ello, el primer factor a considerar será la gama de colores que utilizaremos, intentando crear grupos de artículos combinados identificados por un mismo estilo, es decir, colecciones de productos. De hecho, no se ha de perder de vista que el potencial de un artículo es siempre mayor si forma parte de una serie, es decir, de un conjunto de artículos en el mismo color o material, el mismo artículo de diferentes tamaños o varios productos con el mismo diseño. Así, resulta muy útil identificar dos o tres estilos y ser constantes porque de este modo fidelizaremos a nuestros clientes puesto que sabrán qué podrán encontrar en nuestra oferta.
Actualmente, para el mercado europeo existen los siguientes 8 estilos que marcarán las tendencias a medio y largo plazo.
Éstos son:
Mar Mediterráneo: este estilo sólo se ve en primavera y verano –ventas de marzo a agosto en el hemisferio norte— y se basa en los colores turquesas, los materiales transparentes, los artículos relacionados con el mar, así como en los efectos visuales relativos al agua y las perlas.
Oriente: este estilo se vende todo el año y está basado en los colores fuertes de la cultura oriental, en materiales de metal, piedra y abalorios, bordados, espejitos y con un componente de simbología tradicional.
Naturaleza primitiva: predomina en primavera y verano, inspirado en colores naturales combinados con negro y pigmentos fuertes, materiales naturales como fibras, piel, madera, hueso, utilizando en gran medida símbolos gráficos y tribales, así como diseños inspirados en animales salvajes —piel de tigre o pantera, por ejemplo—.
Historia ancestral: también se vende todo el año y se centra en periodos de la historia de Grecia y Roma, donde los colores son naturales, los terminados imitan a antiguo y se emplean materiales preciosos como piedras, nácar, plata y oro.
Flores de verano: como su denominación indica, está inspirado en la naturaleza en flor, siendo exclusivo para la temporada de primavera y verano —ventas de marzo a agosto—. Utiliza colores muy vivos y variados, estampados florales, así como elementos como frutas y hojas.
Riqueza de la caída del sol: este estilo predomina en la temporada otoñal, es decir, es adecuado para las ventas entre septiembre y febrero del hemisferio norte. Está inspirado en los cambios de estación, en los bosques y en los colores de la naturaleza al amanecer o al atardecerutilizando colores de piedras, flores verdes y malvas, así como una decoración estilizada y elegante que se entremezcla con el fino trabajo de bisutería con metal y abalorios.
Calles urbanas: al igual que su nombre, está inspirado en las grandes ciudades y la vida en el mundo industrializado, donde reinan los colores neutros (blanco y negro, grises y toda la gama de beige y marrones, los efectos metalizados, predominantemente los blancos metálicos). Este estilo se vende todo el año.
Invierno helado: predomina en otoño-invierno, es decir, en la temporada de ventas de septiembre a febrero. Está centrado en el frío, la nieve, el hielo, el folclore nórdico al igual que en la necesidad de mantenerse confortable y protegido. Por ello, se considera un estilo rústico y funcional que tiende a utilizar materiales y colores naturales (gama de blancos y marrones, lanas, fieltros o piel).
Fuente: Fundación española para la innovación de la artesanía. Madrid 2003