Liberalismo ideología de la revolución industrial
En el Renacimiento entran en crisis muchos de los patrones culturales y orientaciones ideológicas que se habían manejado durante la Edad Media.
La Revolución francesa marca el establecimiento del sistema filosófico-políticodel individualismo liberal, con una reacción liberadora del absolutismo monárquico en los últimos siglos de la Edad Media en pleno proceso de descomposición y decadencia.
Esta ideología representará la configuración cultural de la sociedad industrial y por tal motivo, resulta indispensable proporcionar algunos conceptos elementales de la misma.
El liberalismo es un sistema filosófico-social que postula la libertad irrestricta, como un valor absoluto y condición indispensable para el desarrollo individual y social, el cual tiene sus expresiones económicas en los planteos del capitalismo y del neocapitalismo.
Este sistema ideológico-económico ha creado y nutrido los valores que orientan y condicionan el comportamiento de la sociedad moderna, particularmente en los países industrializados, dotando a estas sociedades de una «racionalidad»específica: la eficiencia productiva y el lucro.
Así como la racionalidad de la alta Edad Media fue la salvación y la del Renacimiento la filosofía y el arte; la racionalidad de la sociedad industrial es la producción, y a esta «racionalidad» somete cualquier otro aspecto.
En opinión de Max. Weber se crea toda una «ética»: «el espíritu del capitalismo», un conjunto de principios normativos de la sociedad y de los individuos, los cuales proporcionan a la sociedad una serie de pautas de pensamiento y comportamiento que configuran el sistema de la sociedad liberal.
El propio autor antes mencionado expresa:
«El orden económico capitalista actual es como un cosmos extraordinario en el que el individuo nace y al que, al menos como individuo, le es dado como un edificio prácticamente irreformable en el que ha de vivir yel que le impone las normas de su comportamiento económico.»
«La ganancia del dinero representa, dentro del orden económico moderno, el resultado y la expresión de la virtud del trabajo, y esta virtud, fácil es reconocerlo, constituye el auténtico alfa y omega de la moral capitalista.»
«Precisamente, este universal dominio de la falta más absoluta de escrúpulos, cuando se trata de imponer el propio interés en la ganancia del dinero, es una característica peculiar de los países industrializados, a diferencia de aquellos países cuyo desenvolvimiento burgués capitalista aparece retrasado en relación a la medida de la evolución del capitalismo en Occidente.» (En el contexto se entiende que los países no industrializados, son los que no han practicado esta«moral capitalista».)
«El orden económico capitalista necesita esta entrega a la `profesión’ de enriquecerse la concepción del enriquecimiento como un fin obligatorio en sí para el hombre, como `profesión’, contradecía los sentimientos éticos de épocas enteras de la historia de los valores y las conductas prohibidas en una época o toleradas en el mejor de los casos …»
Weber reproduce en su libro algunas ideas de Benjamín Franklin que son, en su concepto., y también en el nuestro, representativos del capitalismo liberal:
«Piensa que el tiempo es dinero. El que puede ganar diariamente diez chelines con su trabajo y dedica a pasear la mitad del día, o a holgazanear en su cuarto, aun cuando sólo dedique seis peniques para sus diversiones, no ha de contar esto sólo, sino que en realidad ha gastado, o más bien derrochado, cinco chelines más.
«Piensa que el crédito es dinero. Si alguien deja seguir en mis manos el dinero que le adeudo, me deja además su interés y todo cuanto puedo ganar con él durante ese tiempo. Se puede reunir así una suma considerable si un hombre tiene buen crédito y además sabe hacer buen uso de él.
«Piensa que el dinero es fértil y reproductivo. El dinero puede producir dinero, la descendencia puede producir todavía más y así sucesivamente. Cinco chelines bien invertidos se convierten en seis, estos seis en siete, los cuales, a su vez, pueden convertirse en tres peniques, y así sucesivamente, hasta que el todo hace cien libras esterlinas.
Cuanto más dinero hay, tanto más produce al ser invertido, de modo que el provecho aumenta rápidamente sin cesar. Quien mata una cerda, aniquila toda su descendencia, hasta el número mil. Quien malgasta una pieza de cinco chelines, asesina todo cuanto hubiera podido producirse con ella: columnas enteras de libras esterlinas.
«Piensa que, según el refrán, un buen pagador es dueño de la bolsa de cualquiera. El que es conocido por pagar puntualmente en el tiempo prometido, puede recibir prestado en cualquier momento todo el dinero que sus amigos no necesitan.
Adviértase la total antítesis con el pensamiento de Marx, que considera que el único factor productivo es el trabajo.
«A veces, esto es de gran utilidad. Aparte de la diligencia y la moderación, nada contribuye tanto a hacer progresar en la vida a un joven como la puntualidad y la justicia en todos sus negocios.
Por eso, no retengas nunca el dinero recibido una hora más de lo que prometiste, para que el enojo de tu amigo no te cierre su bolsa para siempre.
«Las más insignificantes acciones que pueden influir sobre el crédito de un hombre, deben ser tenidas en cuenta por él. El golpear de un martillo sobre el yunque, oído por tu acreedor a las cinco de la mañana o a las ocho de la tarde, le deja contento para seis meses; pero si te ve en la mesa de billar u oye tu voz en la taberna, a la hora que tú debías estar trabajando, a la mañana siguiente te recordará tu deuda y exigirá su dinero antes de que tú puedas disponer de él.
«Además, has de mostrar siempre que te acuerdas de tus deudas, has de procurar aparecer siempre como un hombre cuidadoso y honrado, con lo que tu crédito irá en aumento.
«Guárdate de considerar como tuyo todo cuanto posee y de vivir de acuerdo con esa idea. Muchas gentes que tienen crédito suelen caer en esta ilusión. Para preservarte de ese peligro, lleva cuenta de tus gastos e ingresos.
Si te tomas la molestia de parar tu atención en estos detalles, descubrirás cómo gastos increíblemente pequeños se convierten en gruesas sumas, y verás lo que hubieras podido ahorrar y loque todavía puedes ahorrar en el futuro.
«Por seis libras puedes tener el uso de cien, supuesto que seas un hombre de reconocida prudencia y honradez. Quien malgasta inútilmente a diario un solo penique, derrocha seis libras esterlinas al cabo del año, que constituyen el precio del uso de cien.
El que disipa diariamente una parte de su tiempo por valor de un penique (aun cuando esto sólo suponga un par de minutos), pierde, día con otro, el privilegio de utilizar anualmente cien libras.
Quien dilapida vanamente un tiempo por valor de cinco chelines, pierde cinco chelines, y tanto valdría que los hubiese arrojado al mar. Quien pierde cinco chelines, no sólo pierde esa suma, sino todo cuanto hubiese podido ganar con ella aplicándola a la industria, lo que representa una cantidad considerable en la vida de un joven que llega a edad avanzada.» (Hasta aquí la cita de B. Franklin.)
«El espíritu capitalista, en el sentido que nosotros damos a ese concepto, ha tenido que imponerse en una lucha difícil contra un mundo de adversarios poderosos. En la antigüedad o en la edad media, una mentalidad como la que se expresa en los razonamientos citados de Benjamín Franklin hubiera sido proscrita como expresión de avaricia impura, de sentimientos indignos.»
«El capitalismo representa la actitud de falta de escrúpulos para aumentar la ganancia, como aquel capitán holandés que por ganar bajaría a los infiernos aunque se le chamuscasen las velas.»
«Cuando la tradición se derrumbó y la libre concurrencia penetró con mayor o menor intensidad incluso en el interior de las organizaciones sociales, no se siguió de ordinario una afirmación y valoración ética de esta novedad, sino que más bien se la toleró prácticamente, considerándosela como algo indiferente desde el punto de vista ético o como cosa reprobable, aun cuando inevitable…”
«El capitalismo siguió esa ruta desde un principio, y durante varios siglos ha sido un artículo de fe que los salarios inferiores son productivos, es decir, que aumentan el rendimiento del trabajador. . . el pueblo sólo trabaja porque y en tanto que es pobre.»
«En sus investigaciones sobre la génesis del capitalismo, ha distinguido Sombart como los dos grandes leit motives entre los que se ha movido la historia económica, la satisfacción de las necesidades y el lucro, según que haya dominado el afán de remediar la necesidad personal, o el afán de enriquecerse.»
«Lo que Sombart llama sistema de la economía de satisfacción de las necesidades parece coincidir… Con lo que nosotros llamamos tradicionalismo económico.»
“…en una economía tradicionalista el espíritu que animaba a los empresarios: el género tradicional de vida, la ganancia tradicional, la medida tradicional del trabajo, el modo tradicional de llevar el negocio y las relaciones con los trabajadores, la clientela… y la forma de realizar las transacciones, correspondía a un estilo tradicional, la base del ethos de este tipo de empresario.»
“…el nuevo espíritu encarna cualidades éticas específicas, de distinta naturaleza que las que se adaptaban al tradicionalismo de los tiempos pasados.»
Es en el contexto de esta ideología liberal-capitalista donde hay que situarse para entender las pautas de comportamiento de la sociedad industrial: lucro y ganancia.