Compresores
Consumen poco y permiten llevar a cabo numerosos trabajos. Puedes utilizarlos con pistolas, para pintar, aerografiar, limpiar, engrasar… Los de alimentación neumática sirven para taladrar, amolar, cortar, cepillar, lijar, fresar, atornillar, etcétera.
¿Con o sin depósito?
Si vas a llevar a cabo un pequeño trabajo que no requiere mucha potencia, elige un compresor sin depósito: será más ligero y manejable. Si se trata de un trabajo de más envergadura, elige uno con depósito, ya que tendrá más energía disponible. Cuanto mayor sea el tanque, (los hay de hasta 200 litros) tendrá más autonomía de uso y más potencia. Además, el depósito permite trabajar de forma intermitente, ya que el motor se para cuando el tanque está lleno y vuelve a arran-car cuando se vacía. Así se logra un mayor suministro de aire comprimido en espacios de tiempo más cortos. La intermitencia reduce la contaminación sonora.
Otro factores a tener en cuenta:
Potencia. Varía entre 0,2 y 3,5 HP. De ella depende la fuerza con que aspira el aire y lo comprime.
Capacidad (caudal). Oscila entre 50 y 350 l/ minuto. Cuanta más capacidad tenga el com-presor, mejor alimentará las herramientas de alta potencia.
Motor de correa. Con la misma potencia, disminuye la velocidad del motor. Consume menos energía y reduce las molestias sonoras.
Cabeza en V. Mejora el enfriamiento del aire y el rendimiento del aparato, ya que el aire frío es más fácil de comprimir que el caliente.
Fuente: Guía de bricolaje – Leroy Merlin