Niveles de la sexualidad

La sexualidad, sin embargo, es un concepto muchísimo más amplio, y más rico, que se manifiesta en múltiples niveles:

Se manifiesta biológicamente. En las hormonas, en los genes, en el cerebro, en cada órgano de nuestro cuerpo, en su forma, en la manera de funcionar. Es decir, en cada célula de nuestro cuerpo se manifiesta la sexualidad, y no sólo en los genitales.

Se manifiesta psicosocialmente. Desde el momento del nacimiento nos están atribuyendo unos colores específicos, unos juguetes diferentes, unos sentimientos, conductas, pensamientos diferentes si somos chicos o chicas. Estas asignaciones no se basan en diferencias biológicas, sino en costumbres que cada cultura regula de forma distinta.

Se manifiesta a lo largo de toda nuestra vida. Niñas y niños, adolescentes, jóvenes, personas adultas y ancianas tienen intereses y conductas sexuales, lo que cambia es la forma de expresarlas. En el estado adulto nunca se ha negado la sexualidad, sin embargo sí se ha negado en la infancia y en la vejez. No es difícil de comprender: si reducimos la sexualidad a la procreación y a las relaciones sexuales con penetración es normal que se niegue la sexualidad en la niñez y en la etapa de la vejez, ya que a estas edades no se tienen capacidades reproductoras y en muchos casos no pueden llevarse a cabo prácticas de penetración.

Pero los fines de la sexualidad son muy variados. Se manifiesta por distintos fines. Desde el punto de vista biológico el fin primordial de la sexualidad es la reproducción de la especie, pero en la especia humana existen otros fines: la obtención de placer, una forma de comunicación, de sentir el cuerpo propio, de expresar sentimientos, de manifestar amor y ternura, de compartir la intimidad…

La erótica es la forma concreta de expresar lo anterior, que varía según la persona. Para el desarrollo de la erótica entran en juego muchos factores: valores, creencias, sentimientos y la forma de pensar y de entender las relaciones sexuales y las relaciones de pareja. De todo esto, así como de otras influencias, acabará surgiendo un tipo de erótica propia.

El objetivo de la educación sexual es que cada cual sea feliz con su forma de expresar la sexualidad. Las formas de expresión tienen dos vías y las dos han de ser objeto de atención: una son los deseos y otra los gestos. También son expresiones de la erótica las caricias, el abrazarse, el coger de la mano, los mordisquitos en el cuello… del mismo modo que lo son el coito vaginal o el resto de penetraciones. Además, también están las fantasías, que por supuesto forman parte de la erótica.

Según este modelo, intentaremos que, a partir de la vivencia de las propias sexualidades y de la expresión de la propia erótica, y a partir de las peculiaridades personales, los chicos y chicas puedan sentirse a gusto; y, desde este enfoque positivo, evitar situaciones que no desean, como embarazos, enfermedades o prácticas violentas.

Fuente: Instituto Asturiano de la juventud