Disfunciones sexuales

Llamamos disfunción sexual a la dificultad para completar el Ciclo de Respuesta Sexual (CRS), entendiendo como tal la secuencia ordenada de cambios que se producen en nuestro organismo cuando estamos ante un estímulo sexual. Las causas las podemos englobar en dos categorías: orgánicas y psicosociales.

Entre las causas orgánicas que pueden influir en el ciclo de la respuesta sexual están aquellas que afectan a los mecanismos vasculares de la zona genital, factores endocrinos, enfermedades, fatiga, dolor, ciertos medicamentos, drogas, etc.

Entre las causas de tipo psicológico podemos distinguir la falta de información que contribuye a la formación de unas expectativas erróneas en torno al funcionamiento sexual; la educación recibida que fomentará una actitud positiva o negativa y, por lo tanto, la forma en cómo vamos a vivenciarnos como seres sexuados; experiencias sexuales traumáticas como violación o abusos; la falta de autoestima y la no aceptación de nuestra imagen corporal; la ansiedad generada por la aparición de una disfunción sexual, etc.

En términos generales, cuando se presenta uno de estos problemas por primera vez, no hay que desesperar, sino tratar de solucionarlo con la pareja lo antes posible. Lo que hace que algunos de ellos se agraven considerablemente es la falta de comunicación y el darle excesiva importancia. Con una buena educación sexual y unas pautas básicas, la mayoría de ellos tienen solución.

Pero, si la situación se mantiene en el tiempo, es muy probable que la comprensión deje paso a la exigencia, o a la inapetencia, contaminando de esta manera otros aspectos de la relación como la comunicación, las muestras de afecto, la intimidad, etc. No siempre es fácil discernir cuál es la causa y cuál el efecto, ya que el deterioro de estos aspectos también pueden ser el origen de una disfunción sexual.

Fuente: Instituto Asturiano de la juventud