Almacenamiento en locales protegidos
El almacenamiento de materiales poco sensibles, pero aún así no deben estar expuestos directamente a la acción de la intemperie, se puede hacer en naves abiertas o cobertizos. Piedras, maderas, embalajes vacíos, y también productos envasados en cubas o barricas, entre otros, se pueden almacenar de esta forma.
Las naves cerradas tienen normalmente la planta en forma rectangular, pero también pueden ser circulares. La carga de un almacén cerrado se hace normalmente por medio de un transportador colocado en el techo, que a su vez alimenta con un elevador, u otro transportador de cinta.
La descarga se hace mediante palas de ataque frontal que descargan en transportadores de cinta instalados a lo largo de uno de los lados del almacén o por medio de transportadores subterráneos que se alimentan por aperturas en el suelo. También hay disponibles otros tipos de maquinaria de recogida que recogen el material de un lado de la pila y lo cargan en un transportador subterráneo. Se debe tener suficiente espacio en los extremos del edificio para facilitar el movimiento de los equipos para mantenimiento o reparación.
Se pueden utilizar las naves para almacenar diferentes materiales o grados de un mismo material, dividiéndolas en todo su ancho con paredes de separación. En ciertos casos, puede haber agrupadas varias naves distintas, una para cada tipo de material y divididas interiormente de acuerdo con los distintos grados del mismo.
Fuente: Apuntes de procesos químicos de la UNIDEG