Nebulosa planetaria
Esta es otra definición astronómica que puede inducir a error, desde el momento que no se trata ni de una nebulosa ni de un planeta. Una nebulosa planetaria es en realidad una estrella que ha llegado al fin de su propia existencia, que lanza hacia afuera las capas periféricas de su atmósfera, las cuales adquieren una característica configuración de anillo.
El objeto celeste más famoso de este tipo está representado por la nebulosa de anillo de la Lira. Las estructuras de este tipo son muy frecuentes en el Universo:cálculos estadísticos indican que deben sumar unas cuantas decenas de miles, sin embargo sólo unas mil, por lo general concentradas hacia el núcleo de nuestra Galaxia, son bien conocidas.
Se trata de objetos estelares viejos desde el punto de vista evolutivo, pertencientes a la llamada Población 11. Se ha podido establecer que la parte central de las nebulosas planetarias está formada por el núcleo de la primitiva estrella a temperaturas muy elevadas, entre 30.000 y 150.000 grados. En estas condiciones el astro emite sobre todo rayos ultravioletas de manera que, observada en luz normal, la parte central se presenta como una débil estrellita.
El anillo periférico está en cambio formado por hidrógeno en rápida expansión. El diámetro medio de los anillos de las nebulosas planetarias es aproximadamente de unas 40.000 UA. Las nebulosas planetarias resultan objetos muy espectaculares si se observan con un telescopio de media o gran potencia.
El nombre se debe a que sus descubridores, en el siglo XVIII, observaron que su aparencia era similar a los planetas gigantes vistos a través de los telescopios ópticos de la época, aunque realmente no tienen ninguna relación con los planetas. Se trata de un fenómeno relativamente breve en términos astronómicos, que dura del orden de las decenas de miles de años (el tiempo de vida de una estrella común ronda los diez mil millones de años).
Al final de la vida de las estrellas que alcanzan la fase de gigante roja, las capas exteriores de la estrella son expelidas debido a pulsaciones y a intensos vientos estelares. Tras la expulsión de estas capas, subsiste un pequeño núcleo de la estrella, el cual se encuentra a una gran temperatura y brilla de manera intensa. La radiación ultravioleta emitida por este núcleo ioniza las capas externas que la estrella había expulsado.
Las nebulosas planetarias son objetos de gran importancia en astronomía, debido a que desempeñan un papel crucial en la evolución química de las galaxias, devolviendo al medio interestelar metales pesados y otros productos de la nucleosíntesis de las estrellas (como carbono, nitrógeno, oxígeno y calcio). En galaxias lejanas, las nebulosas planetarias son los únicos objetos de los que se puede obtener información útil acerca de su composición química.
Las imágenes tomadas por el telescopio espacial Hubble han revelado que muchas nebulosas planetarias presentan morfologías extremadamente complejas. Solamente en torno a un quinto de ellas muestran formas más o menos esféricas. El mecanismo que produce esta amplia gama de formas no se comprende todavía muy bien, aunque se cree que las estrellas binarias centrales, los vientos estelares y los campos magnéticos podrían ejercer un papel importante.