Sistemas de administración de insulina

Mediante jeringuilla y viales

Todo diabético tiene que aprender a inyectarse insulina por si mismo. La autoinyección es una de las técnicas más importantes que los diabéticos deben aprender. Con un poco de práctica se llega fácilmente a ser un experto.

Las jeringuillas deben de ser siempre especiales para insulina, de material de plástico desechable y sobre todo estériles.

Se aconseja usar jeringuillas de una sola escala (40 U. /cc o 100 U.) donde cada “rayita” equivale a una unidad.

Las agujas son pequeñas y finas produciendo un pinchazo prácticamente indoloro.

El frasco de la insulina debe guardarse en un sitio fresco (parte baja del frigorífico). Aunque a temperatura ambiente la insulina apenas pierde actividad en un mes, se han ideado estuches térmicos aislantes para su transporte, sobre todo durante el verano, donde las altas temperaturas desnaturalizan la insulina y pierde su función.

Método para cargar la insulina en la jeringuilla

Primeramente se debe retirar el émbolo hasta la raya que corresponda a la dosis que se va a inyectar.

A continuación se atraviesa con la aguja el tapón de goma del frasco de insulina, presionando el émbolo hasta el fondo para introducir aire en el vial de insulina. Seguidamente se invierte el frasco con la jeringa y se tira del émbolo hasta extraer la cantidad deseada.

Técnica de la inyección

La inyección debe efectuarse inmediatamente después de cargar la jeringuilla. Antes de inyectarse se debe limpiar la piel con algodón impregnado en un antiséptico (excepto el alcohol). Con los dedos índice y pulgar de la mano izquierda se pellizcará la piel y el tejido subcutáneo de la zona elegida, formando un pliegue donde se introducirá la aguja hasta el pabellón, perpendicular o ligeramente oblicua. La inyección será subcutánea en la grasa que se encuentra debajo de la piel.

Antes de inyectarse hay que cerciorarse de que no se ha pinchado ningún vaso sanguíneo, lo que se confirma tirando suavemente del émbolo y comprobando que no aparece sangre dentro de la jeringuilla. Si el pinchazo es correcto se inyectara lentamente toda la insulina y una vez retirada la aguja se limpiara nuevamente la piel con un antiséptico (excepto alcohol).

La insulina debe inyectarse cada vez en un sitio distinto. Esto evita endurecimientos y abultamientos en los lugares de inyección que dificultan la absorción de insulina. Lo ideal es que pasen 20 ó 30 días hasta repetir el pinchazo en el mismo sitio.

Se debe inyectar con preferencia en la parte antero-externa de los muslos, parte externa de los brazos, en las nalgas y en la parte anterior del abdomen. Se establecerá un orden para evitar la reiteración de pinchazos en la misma zona.

Importante:

• El uso de la insulina no implica que se pueda abandonar la dieta.

• Las dosis, tipo y horario de la inyección de insulina, nunca deben ser variados sin el consentimiento o permiso del médico.

• Todo diabético que se inyecta debe tener por lo menos un frasco de reserva en la parte baja del frigorífico. Conviene al empezar un nuevo frasco comprobar la fecha de caducidad y que la concentración sea la misma que la de las jeringas.

• Un diabético debe emplear siempre su propia jeringa y aguja para evitar enfermedades infecciosas (hepatitis B, SIDA, etc.).

• La insulina no es responsable de la pérdida de visión ni de otras alteraciones que falsamente se le han achacado. Tampoco es cierto que el organismo se habitúe a la insulina, siendo posible su uso temporal en determinadas circunstancias.

• Con varios pinchazos y con mezclas de insulinas se reproduce mejor lo que ocurre en los sujetos sanos.

Mediante dispensador automático de insulina tipo estilográfica o pluma

Este tipo de dispensador es práctico para personas activas, generalmente en tratamiento con varias dosis de insulina o para aquellas personas con problemas de destreza o coordinación, ya que permite al usuario la inyección de una dosis prefijada de insulina de forma rápida, fácil y discreta. Los cartuchos y plumas de insulina para estas inyecciones automáticas están disponibles para insulina regular, NPH, lispro o premezcladas.

Es importante agitar la pluma antes de utilizarla, las plumas están preparadas para una punción subcutánea. Existen diferentes modelos de plumas, cada una de ellas tiene un método de uso diferente a las otras. Leer las instrucciones de uso antes de utilizarlas.

Bombas subcutáneas de insulina

Estas bombas liberan una dosis constante de insulina a través de una cánula (tubo de plástico flexible) que rodea una aguja insertada bajo la piel. Se extrae la aguja dejando la cánula dentro para suministrar la insulina.

Las bombas de insulina permiten a los usuarios establecer los perfiles basales (en 1 hora ó 30 min.), así como los perfiles temporales y ajustar al máximo la dosis de insulina adaptándose a las necesidades y estilos de vida de cada persona. Los usuarios también pueden programar voluntariamente una descarga (bolo) de insulina para contrarrestar una ingesta de alimentos.

Aunque las bombas de insulina imitan bastante bien la liberación normal de insulina del organismo, y ofrecen la máxima flexibilidad a los usuarios, también exigen que se preste una cuidadosa atención a los usuarios de estas bombas, porque deben estar dispuestos a comprobar los niveles de glucosa en sangre 4 veces al día como mínimo, y ajustar su dosis de insulina, ingesta de alimentos y nivel de actividad conforme a los resultados de los análisis.

Bomba interna de insulina

Aprobada en Europa, esta bomba consiste en un pequeño dispositivo (de 7,6 cm. de diámetro) que se implanta quirúrgicamente en el cuerpo.

Programada para una dosis de insulina mínima y constante en el abdomen durante el día, esta bomba imita la función (y localización física) del páncreas. La bomba interna también incorpora un dispositivo de control a distancia que permite al usuario dispensar una dosis adicional (bolo) de insulina cuando los niveles de glucosa en sangre son demasiado altos. En contraposición a la bomba externa estándar, el suministro de insulina de la bomba interna suele durar tres meses.

Fuente: Guía diabetológica de David Gómez Carcelén