Historia clínica en un niño con abdomen agudo
Habitualmente son los padres la única fuente de información en la enfermedad infantil. Así, su capacidad de observación y grado de angustia puede adicionar o sustraer datos clínicos útiles al médico del servicio de urgencia, para lograr una orientación diagnóstica adecuada.
Hoy día, esto se complica aún más, ya que, muchas veces ambos progenitores trabajan fuera del hogar, quedando el pequeño al cuidado de otras personas, cuyo aporte informativo es precario. El pediatra debe estar atento a estas situaciones. Ahora, cuando el pequeño tiene edad suficiente como para relatar «su historia«, se puede obtener una relación de síntomas bastante segura.
Así, en esos niños, es necesario descender a su nivel de desarrollo en cuanto a lenguaje y mentalidad. El sincero afecto hacia el pequeño y la paciencia, son en ocasiones, más útiles al médico que un gran caudal de conocimientos prácticos o un muy bien equipado laboratorio.
El síntoma cardinal y más frecuente a toda edad lo constituye el dolor. En los lactantes y niños menores hay que indagar de la madre, signos indirectos de este dolor, que permitan orientación, como lo son el llanto, la posición que el niño adopta y los antecedentes previos. E
n niños mayores ya es posible precisar ubicación, el punto de mayor intensidad, si el dolor es continuo o cólico y el tiempo transcurrido desde el comienzo. Un dato de interés lo constituye el antecedente de uso de analgésicos o antiespasmódicos, procedimiento bastante habitual en nuestro medio.
El síntoma que sigue en frecuencia es el vómito. Debe averiguarse sobre sus características: si es alimentario, bilioso, de retención o hemático. Un vómito bilioso en un recién nacido es un signo ominoso y orientará con cierta seguridad hacia una obstrucción intestinal. Son importantes también, la frecuencia, especialmente la tendencia a la progresión y el momento de presentación, si son postprandiales precoces o tardíos, o relacionados con algún evento o situación. El vómito que se va haciendo continuo, persistente, bilioso, obedece probablemente a una causa orgánica. Así mismo, el vómito que precede al dolor abdominal, suele no corresponder a una patología quirúrgica.
Signos como la alteración de las deposiciones, la hemorragia (ya sea como hematemesis, melena o rectorragia), el meteorismo, la disminución de la excursión abdominal en los lactantes, la alteración de los ruidos intestinales, y los signos y síntomas generales tales como fiebre, taquicardia, compromiso progresivo del estado general, la lengua saburral y la halitosis, la deshidratación, y los cambios de coloración de la piel e hidratación de las mucosas, deben ser evaluadas y considerados en el contexto de los diagnósticos diferenciales.
Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Sergio Zúñiga R. la escuela.med.puc.cl