Intrusión

Una intrusión ígnea es una masa de roca consolidada por cristalización de materia fundida (magma) a cierta profundidad bajo la superficie de la Tierra. Estas rocas forman un grupo llamado plutónico, distinto del de los ensamblados volcánicos de extrusiones ígneas (rocas formadas en la superficie, como la lava). Al penetrar en rocas encajantes más frías, las rocas intrusivas las calientan y las transforman (metamorfismo), mientras que el borde del magma, al enfriarse a más velocidad que el interior, tiene cristales menores y puede parecer vidrioso.

Las intrusiones aprovechan las fracturas producidas por las tensiones de la corteza. Esta tensión es evidente en las dorsales oceánicas donde la corteza se rompe. La mayoría de las intrusiones antes descritas tienen composición basáltica. Aparte de las masas gigantes como la de Bushveld, están formadas por pequeños granos de no más de uno o dos milímetros.

Las intrusiones mayores se enfrían despacio, permitiendo la formación de grandes cristales. También tienden a ser rocas graníticas de color claro, contrastando con las intrusiones basálticas oscuras.