Micros falsos
La informática es terreno abonado para las falsificaciones. Sin el serigrafiado todos los chips parecen iguales, y es imposible conocer su marca, modelo o velocidad.
Esto se aplica a la perfección para los micros; antiguamente era raro que alguien vendiera un micro falsificado, pero con la llegada del Pentium el problema llegó a adquirir dimensiones alarmantes, con cuerpos como la Interpol movilizados a la caza del falsificador.
Los engaños más típicos suelen ser:
Falsificación en sí: se coge un chip, se le borra o tapa el serigrafiado y se escribe encima, consiguiendo un nuevo chip más caro. Al principio la falsificación era muy pobre, y un poco de acetona la revelaba; hoy en día, ni un experto puede estar seguro.
Es muy difícil de evitar, como no sea acudiendo a empresas de reconocido prestigio donde el riesgo sea mínimo o escogiendo un chip barato, que seguro que no han falsificado. También se puede exigir que sea un chip no OEM, sino con su propia caja y garantía sellada, pero estos chips son mucho más caros (y la caja puede ser falsa…)
Intercambio de micros: algo tristemente común. Un día se nos ocurre levantar el ventilador del micro y ¡sorpresa! Es un Pentium normal, en vez de MMX; o va a otra velocidad, por ejemplo.
Cambios de marca: algo muy común en la época 386 y 486, algo menosahora. Pagábamos un micro Intel y nos vendían un AMD, Cyrix o Texas Instruments; micros que a veces son iguales o mejores pero que son más baratos, por lo que el ahorro es para el vendedor, no para nosotros.
Fuente: Apuntes de Mantenimiento Computacional de la Unideg