Estatus

Mientras impartía un curso universitario sobre adolescencia, el profesor pidió al grupo que listara las cosas que daban estatus cuando estuvieron en la preparatoria.

La lista era larga e incluía el ser un atleta o ser una animadora y ser capaz de no asistir a clase sin ser descubierto. Luego el profesor pidió a los estudiantes que listaran las cosas que no contribuían al estatus.

Otra vez, fue fácil para los estudiantes crear una larga lista: obtener puros dieces o puras notas máximas, el que su madre lo llevara a la escuela y cosas similares.

Por último, se pidió a los estudiantes que desarrollaran una tercera lista —aquellas cosas que no tenían importancia de manera alguna. Hubo un enorme silencio. Finalmente un estudiante de la última fila se atrevió a decir: «en la preparatoria, no hay cosas que no importen».

El estatus —esto es, una posición o rango definido socialmente dado a los grupos o miembros de éstos por los demás— permea la sociedad mucho más lejos de los muros de la preparatoria.

No sería descabellado parafrasear la afirmación anterior y leerla así: «en el estatus de la jerarquía de la vida, todo importa». Vivimos en una sociedad estructurada por clases. A pesar de todos los intentos de hacerla más igualitaria, hemos logrado muy poco progreso hacia una sociedad sin clases.

Aun el grupo más pequeño desarrollará papeles, derechos y rituales para diferenciar a sus miembros. El estatus es un factor importante en el entendimiento del comportamiento humano, ya que es un motivador significativo y tiene mayores consecuencias en el comportamiento cuando los individuos perciben una disparidad entre lo que ellos creen que es su estatus y lo que los demás perciben.

En su estudio clásico del restaurante, William F. W hyte demostró la importancia del estatus.

Whyte propuso que la gente trabaja con los demás con mayor tranquilidad si el personal de estatus más alto origina regularmente la acción hacia el personal de estatus más bajo.

Él encontró numerosas instancias en las cuales el inicio de la acción por la gente de estatus creaba un conflicto entre los sistemas de estatus formal e informal. En una ocasión, citó: los meseros pasaban las órdenes de los clientes directamente a los hombres de la barra —lo cual significaba que los sirvientes de menor estatus estaban iniciando la acción para los cocineros de estatus mayor.

Mediante la simple adición de un gancho giratorio de aluminio al cual la orden podía ser enganchada, se creó un parachoques entre los meseros de estatus inferior y los cocineros de estatus alto, permitiendo a los últimos iniciar la acción sobre las órdenes cuando se sentían listos.

Whyte también notó que, en la cocina, los encargados de los suministros aseguraban las dotaciones de comida de los chefs. Esto fue, en efecto, un caso de empleados de habilidades pobres que tenían la iniciativa de desarrollarse como empleados altamente capacitados.

El conflicto fue estimulado cuando los empleados de abastecimiento, ya sea explícita o implícitamente, urgían a los chefs a «avanzar su trabajo».

Sin embargo, Whyte observó que un hombre de abastecimiento tenía pocos problemas con los chefs, ya que él daba la orden y pedía que el chef lo llamara cuando estuviera listo, por tanto revertía el proceso de iniciación.

En su análisis, Whyte sugirió diversos cambios en los procedimientos que alineaban las interacciones más estrechamente con la jerarquía de estatus aceptada y dio como resultado mejoramientos sustanciales en las relaciones y eficacia del trabajador.

Fuente: Apuntes de la materia de Administración 2 de la Unideg