X Astronomía de los Rayos
Es el estudio del Universo observado a través de esas radiaciones particulares del espectro electromagnético con una longitud de onda extremadamente corta – entre 0,1 y 300 angstrom – conocidas como rayos X.
Esta técnica de investigación tuvo sus comienzos en 1962, con el envío de cohetes sonda al espacio con la finalidad de captar los eventuales rayos X producidos por el impacto de la radiación solar con la superficie de la Luna.
Grande fue el asombro de los astrónomos cuando vieron que la radiación buscada no aparecía, pero en cambio se había localizado una potente fuente de rayos X en la constelación del Escorpión, que luego fue bautizada Scorpius X-1: fue la primera de todas en su tipo.
Las investigaciones continuaron, a lo largo de todo el decenio de 1960, con otros experimentos confiados a globos y misiles sonda, gracias a los cuales fueron localizadas otras fuentes celestes de rayos X.
Sin embargo el verdadero paso adelante en este sector de la investigación astronómica, fue dado gracias al advenimiento, a partir de los años 1970, de los satélites a rayos X entre los cuales se hallaban el Uhuru, Ariel, Copernico y HEAO.
Estos y otros pequeños observadores astronómicos orbitales han permitido trazar el mapa del cielo a los rayos X, localizando centenares de astros, probablemente estrellas de neutrones, agujeros negros y otros tipos de objetos muy compactos que son sede de emisiones X. Además, también se descubrió una radiación X de fondo, en 1965, que sería el residuo de la explosión, en la cual tuvo su origen el Universo.
La astronomía de rayos-X es una rama de la astronomía, que estudia la emisión de rayos-x de los objetos celestes. La radiación de rayos-x es absorbida por la atmósfera, así que los instrumentos para captar rayos-x deben estar a gran altitud, en el pasado se utilizaban en globos y cohetes sonda. En la actualidad la astronomía de rayos-x es parte de la investigación espacial y los observatorios de rayos-x se instalan en satélites.
La emisión de rayos-x se cree que procede de fuentes que contienen gas muy caliente a varios millones de Kelvin, en general en objetos cuyos átomos o electrones tienen una gran energía. El descubrimiento de la primera fuente de rayos-x procedente del espacio en 1962 se convirtió en una sorpresa. Esa fuente se llamada Scorpio X-1, en la constelación de Escorpio en dirección al centro de la Vía Láctea.
Por este descubrimiento Riccardo Giacconi obtuvo el Premio Nobel de Física en 2002. Más tarde se descubrió que la emisión de rayos-x de este objeto es 10 000 veces mayor de lo captado en la emisión óptica. Esto es, el total de energía emitida por esta fuente de rayos-x es 100.000 veces mayor que la emitida por el Sol en todas las longitudes de onda. Se sabe que esas fuentes de rayos-x son remanentes estelares, como estrellas de neutrones o agujeros negros. La fuente de la energía está en la energía gravitacional, que procede del gas calentado por la caída en el campo gravitacional de esos objetos.
En la actualidad se conocen miles de fuentes de rayos-x. Es más, parece que el espacio entre las galaxias de los cúmulos galácticos está repleto de gas muy caliente, pero poco denso, a una temperatura de 100 millones de kelvin. La cantidad total de gas es de cinco a diez veces la masa total de las galaxias visibles.