Uso y cuidado de los trajes protectores
La seguridad y duración de vida de trajes para la protección antigás depende, naturalmente, de su confección y material, así como de la vigilancia de calidad al fabricarlos, pero al mismo tiempo, son determinadas por el modo de uso y el cuidado y mantenimiento después del empleo, así como por el modo de almacenamiento de los trajes.
El almacenamiento de los trajes para la protección antigás, debería realizarse de tal manera que queden sin arrugas ni carga mecánica y protegidos de la luz.
Se recomienda colgar los trajes con perchas o, en caso de que no lo permita la altura construida del almacén o del vehículo en que se guarden, colgarlos boca abajo sobre barras horizontales que deben tener un diámetro suficiente o tener tal forma que no puedan surgir dobleces o roturas en las cremalleras.
Notas para el tratamiento correcto se contemplan también en las normas DIN-7716 para el almacenamiento, limpieza y mantenimiento de productos de goma. Después del empleo se deberá limpiar cuidadosamente el traje.
Ello se hace duchando intensamente el traje protector todavía puesto y cerrado y, dado el caso, añadiendo unas materias neutralizantes o artículos de limpieza de uso corriente en el comercio que disuelven grasa y suciedad.
Una vez quitado el traje protector, se limpia definitivamente por dentro y por fuera, desinfectando el interior especialmente la parte de la cabeza. Después de la limpieza se revisa el traje cuidando que no haya roturas en el material y se realiza una prueba de estanqueidad.
Aproximadamente 16 hasta 24 horas después del empleo se debe realizar otra revisión de la superficie del traje, para asegurar que no hayan surgido roturas en el material como poros o fragilidades debido al efecto ulterior de residuos químicos o productos químicos a los que haya estado expuesto el traje durante su empleo.
Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete