Suelos blandos
Los suelos blandos son generalmente buenos para uso agrícola y por su constitución a base de partículas pequeñas, cuando predominan las de arena son de consistencia suelta y seca.
Los suelos blandos son muy deformables y de poca resistencia, lo que puede provocar problemas de hundimientos o expansiones, por lo que se recomienda desecharlos como apoyo estructural de la casa, buscando para ello estratos de suelo más profundos y con mayor resistencia.
Predominan los materiales finos como limos y arcillas. Son de consistencia compacta y susceptibles de acumulación de agua o humedad, como el caso del barro.
Suelos de mayor resistencia no existen a poca profundidad, y cuando no es posible cambiar la localización de la casa se pueden usar cimentaciones rígidas especiales para este tipo de suelo.
Sobre todo en terrenos blandos, en profundidades mayores de dos metros se cuidará evitar derrumbes en las paredes de la zanja.
Para evitar movimientos de tierra, se aprovechará el terreno excavado para rellenos en la obra. La profundidad mínima de la cepa es de 50 cm el ancho mínimo de la cepa 60 cm en relación al ancho del cimiento dejar 10 cm de más a cada lado.
Fuente: Manual de autoconstrucción, manos a la obra de IMCYC