Tras una confrontación crucial, es preciso asegurarse de que el problema no surja de nuevo, estableciendo una agenda. Esta debe incluir las tareas por hacer, los responsables de llevarlas a cabo y un seguimiento de todo el proceso.
Al elegir el tipo de seguimiento a implementar y la frecuencia del mismo, es importante tomar en cuenta tres aspectos:
1. Riesgo: cuál es la importancia del proyecto o de los resultados.
2. Confianza: cuál ha sido el desempeño de la persona en el pasado (historial).
3. Competencia: la experiencia de la persona en el área.