Inteligencia colectiva y mercados
Los problemas ligados al uso de mercados de valores como mecanismos que permitan establecer un valor colectivo son:
- Los inversores sienten a veces la necesidad de reunirse: es decir, prefieren la compañía de otro en vez de tomar decisiones completamente independientes. Permiten que la opinión de otros inversores se infiltre en sus propias decisiones al momento de comprar o vender acciones. Por consiguiente, las tendencias a largo plazo suelen ser ignoradas.
- Muchos inversores son engañados por la suerte: creen que un experto en finanzas que ha hecho últimamente uno o dos negocios exitosos es un gurú que ha descubierto el secreto del mercado. Entonces, dejan de pensar por sí mismo y comienzan a imitar al supuesto gurú.
- Muchos inversionistas se confían demasiado: suelen atribuir los buenos resultados a las habilidades, mientras que los malos resultados son atribuidos a la mala suerte.
- Hay momentos en los que los mercados responden más a las emociones que al análisis racional: por lo que los precios accionarios suelen comportarse de modo extraño.
Después de todo, el mercado de valores funcionará con precisión cuando las mismas cuatro condiciones que permiten a las multitudes ser inteligentes (independencia, diversidad, opinión propia y descentralización) estén presentes. Mientras más inversionistas dejen de comprar acciones sobre la base de lo que han comprado los demás, más vigoroso será el mercado.