Concepto de trastorno del lenguaje
El primer problema al que nos enfrentamos, es el de precisar el limite de lo normal y lo patológico en materia de lenguaje.
De una manera intuitiva de la generalidad acepta como tributos esenciales de un habla normal, el empleo apropiado de las palabras según su significado, la cantidad y la calidad del vocabulario, la forma gramatical adecuada, el ritmo y velocidad apropiados y en lo que se refiere a la voz en forma especial, la audibilidad (volumen apropiado) la cualidad agradable, el tono apropiado a la edad y el sexo, la entonación de frases en concordancia con su significado y sus necesidades expresivas.
Para el especialista en ortolalia la acepción del concepto de lenguaje normal debe abarcar los puntos de vista fisiológicos, el habla normal debe abarcar los puntos de vista fisiológicos se produce sin ninguna alteración en su dinámica anatomofuncional según la lingüística es aquella que se ajusta a la norma tradicional impuesta por la colectividad. Estadísticamente, la norma corresponde a lo que dicta la mayoría o generalidad de los individuos que forman la sociedad. En realidad con el fenómeno social, el lenguaje puede considerarse normal cuando no obstaculiza la intercomunicación humana.
Para el individuo, la facultad lingüística es normal cuando cumple su misión satisfactoriamente sin ninguna imposibilidad permanentemente y se acepta dentro del ámbito de lo normal las alteraciones pasajeras que pueden presentarse ocasionalmente. La pérdida de voz ante una situación imprevista, los olvidos fugaces de los términos que deseamos expresar, los titubeos al iniciar el discurso, etc. Solo se considera como patológico cuando son periódicos, crónicos o definitivos, en caso contrario no merecen ninguna atención del especialista en ortolalia, dado que no constituye una imposibilidad real de la atención y comunicación.
Resumiendo las ideas anteriores, el concepto de lenguaje no reúne una serie de características graduadas y descritas por la generalidad, ajustada a las normas sociales, que no obstaculizan las reacciones entre los individuos que forman la colectividad y no entrañan una imposibilidad verdadera de expresión.