El dolor del anciano
El dolor crónico (que tiene una duración mayor de seis meses), se manifiesta de forma más severa en el anciano, incapacitando a más personas que el cáncer o las cardiopatías.
Los analgésicos, tienen un mayor efecto en los ancianos ya que los eliminan con mayor dificultad, por lo que se deberán utilizar dosis menores. Sin embargo, el umbral doloroso puede aumentar en la tercera edad debido a los años (y las enfermedades que los acompañan), los fármacos y a factores psicológicos.
El grado de dolor que está sufriendo un paciente no se puede apreciar, ya que es una percepción subjetiva. El dolor podría enmarcarse dentro de dos umbrales: cuando se percibe el dolor por primera vez, y cuando se hace insoportable.
El dolor se puede afrontar mediante diversos tratamientos:
– Generales, como reposo, calor y masaje.
– Farmacológicos.
– Neurolesivos.
– Estimulación nerviosa transcutánea.
– Fisiocinesiterapia.
– Técnicas psicológicas.
– Acupuntura.
– Radioterapia.
En muchas ocasiones se infravaloran las medidas generales y las técnicas psicológicas siendo, a menudo, la base del éxito. Un buen tratamiento, deberá hacerse con el diagnóstico más exacto posible, utilizando fármacos y dosis adecuados, usando la vía oral preferentemente, conociendo alternativas farmacológicas y anticipándose a los efectos secundarios e informando al paciente. Es importante también utilizar opiáceos cuando estén indicados, evitando placebos y la sedación excesiva, así como respetar el descanso nocturno y valorar la situación psíquica.
El modelo ideal son las clínicas del dolor; en ellas trabajan diversos especialistas, el problema es que son escasas y con pocos medios.