El orden espacial
El ecosistema contiene una mezcla de especies relacionadas, mutuamente adaptadas las cuales no están distribuidas de modo casual. La colocación de los individuos es específica para las distintas especies. Cada animal o planta vive en un lugar particular, que puede ser el suelo, arriba del suelo, en la cima de los árboles, en el cáliz de las flores, en el borde somero de un estanque o bajo piedras. Esta disposición espacial está condicionada por el nicho ecológico de cada especie, que es sencillamente una forma de vida única de cada una de ellas.
El nicho comprende el hábitat físico de las especies (esto es, el lugar en donde los organismos viven) y su estrategia de adaptación (esto es, la forma en que la especie adquiere energía y subsiste). El problema relativo a la definición del concepto de nicho ha sido objeto de mucha controversia entre los ecólogos, pero casi todos coinciden en que es algo más que se ancilarmente un lugar en una repisa, esto es, un espacio físico habitado por el organismo. En efecto, comprende también las actividades de este.
El orden espacial se manifiesta con frecuencia como una estratificación en un ecosistema; los organismos vivos en una comunidad acuática o terrestre parecen estar dispuestos en capas verticales. En un bosque deciduo, por ejemplo, se pasa por conjuntos totalmente distintos de especies cuando nos desplazamos desde el suelo a través del piso inferior de vegetación hasta el dosel más alto del bosque.
El grado de esta estratificación se hace muy complicado en los bosques de lluvia tropicales en donde el número de las especies es máximo. Inclusive las comunidades animales muestran a menudo estratificación en su distribución física entre las regiones de forraje o los lugares de nidificación.