Divertirnos juntos
La etapa escolar nos da a los padres excelentes oportunidades para divertirnos con nuestros hijos
Cuando entra a la primaria, un niño ya es suficientemente independiente como para bañarse, vestirse, ordenar sus cosas, ayudar en las tareas domésticas, jugar solo y tomar muchas decisiones.
Esto cambia nuestra relación y nos permite periodos más amplios de convivencia para participar en actividades que todos disfrutemos.
Es una buena época para que los padres disfrutemos con el niño actividades que todavía quiere hacer con nosotros. El reto es que le resulten agradables y atractivas.
El tiempo que pasamos juntos, padres e hijos, se aprovecha mejor cuando lo planeamos
A veces no sabemos qué hacer el fin de semana o en las vacaciones, y podemos perder un tiempo precioso para convivir con nuestros hijos.
Resulta menos fácil organizarnos para el ocio que para el trabajo, pues pensar lo que haremos en los tiempos libres requiere de mayor imaginación y creatividad.
Sin embargo, acostumbrarnos a preparar actividades fuera de la rutina, como visitar a familiares o amigos, organizar paseos y recorridos a lugares interesantes, practicar un deporte, participar en los festejos tradicionales y en las convivencias escolares, da a nuestros hijos sorpresas, alegrías y placeres inesperados.
El campo nos da ocasiones estupendas para divertirnos juntos, por ejemplo, trepar a un árbol y comer sobre las ramas (podemos usar una canasta y una cuerda para subir la comida), inventar personajes que viven aventuras emocionantes en el monte o dibujar mapas para encontrar tesoros.
Aunque los juegos que surgen todos los días de manera espontánea pueden resultar muy divertidos, los padres podemos preparar, por lo menos una o dos veces a la semana, alguna actividad original que nos permita pasar un rato agradable.
Los juegos tradicionales y los deportes son un recurso valioso para entretener a los niños
Podemos jugar con ellos a las escondidas, al lobo, a la roña, a los encantados, al avión, a las canicas o cualquier juego con la pelota, como quemados o fútbol.
Los juegos cooperativos en los que todos ganan o todos pierden refuerzan la unión familiar. Por ejemplo, alguien piensa en un objeto, animal o personaje.
Los demás hacen preguntas, y él sólo puede contestar sí o no, hasta que alguien descubra qué es.
También podemos jugar al reportero: entrevistar a los miembros de la familia; hacer preguntas sobre la escuela, el trabajo, sobre hechos importantes de su historia, cuáles han sido sus momentos más felices, cómo era la vida cuando eran chicos; qué quieren hacer cuando crezcan; cuáles son sus deseos; qué les molesta; quiénes son sus amigos.
La hora de irse a dormir es un momento privilegiado de convivencia. La costumbre de contar y leer cuentos cuando el niño ya está en la cama crea un ambiente de intimidad y comprensión.
Nuestras tradiciones y costumbres se enseñan de una generación a otra. Éste es un buen momento para que los padres enseñemos a nuestros hijos los juegos y juguetes tradicionales de nuestro país.
Originar situaciones creativas le da encanto a la convivencia
Para divertirnos en familia no hace falta ni dinero, ni muchos elementos; necesitamos simplemente algo de creatividad, estar juntos y disponernos a disfrutar.
Un día cualquiera puede volverse especial si le agregamos un poco de imaginación. Algunos ejemplos:
Mensaje sorpresa esconder en la lonchera una nota con un chiste, una adivinanza o una invitación: “Ya quiero que regreses. Inventé un juego nuevo”.
Tertulia romántica decir versos, platicar o cenar a la luz de las velas.
Tarde de nostalgia buscar fotografías viejas de la familia y compartir lo que cada uno sepa acerca de la persona fotografiada.
Otra opción es ocultar una parte de la foto y tratar de adivinar de quién se trata sólo por los ojos, las manos o el peinado.
Función de gala si hay una película que toda la familia quiere ver en la televisión, arreglar de modo especial los asientos, preparar palomitas, invitar a algún amigo.
Noche de aficionados cantar, bailar, hacer teatro, presentar una función de títeres (hechos en casa con trapos o calcetines).
Campamento usar sábanas, cojines, escobas, mesas, sillas, etcétera, para levantar tiendas de campaña dentro de la casa.
Organizar fiestas sin ningún motivo particular cantar juntos, bailar, cambiar la letra a las canciones, decirlas con mímica, recitar poemas al revés.
Buscar juegos que a todos nos gusten. Por ejemplo, esconder un objeto y guiar hacia él a los “buscadores” con la indicación “caliente” o “frío” según se acerquen o se alejen de él.
O “dictar” un dibujo igual al que nosotros trazamos en papel sin que nadie lo viera. Por ejemplo, si hicimos un gato, podemos decir: “Dibuja un círculo, agrega dos pequeños triángulos en la parte superior del círculo, ahora, un círculo mayor debajo del primero…” Y ver quién hace el dibujo más parecido al nuestro.
Otro juego es escribir o dibujar con el dedo, en la espalda o los pies del niño, para que identifique de qué se trata.
El niño puede encontrar diversión en todo lo que hace
Con un poco de imaginación, incluso las tareas domésticas, como lavar los platos o limpiar la casa, pueden convertirse en juego.
Podríamos trabajar en equipo “contra reloj” para levantar todo lo que quedó fuera de su lugar marcando el tiempo que nos lleva.
¿Vamos haciéndolo más rápido cada vez?
Tal vez un día estemos de humor para hacer la limpieza en cámara lenta, hacer relevos pasándonos el plumero o la escoba unos a otros o lavar al ritmo de la música.
El momento de cocinar y de comer en familia es ideal para una convivencia gozosa
Podemos buscar formas originales de arreglar la comida en los platos o decorarla con flores; quizás alguna vez queramos usar colores vegetales y cocinar un arroz azul o una pasta morada; preparar una cena especial en los cumpleaños.
Para que una noche cualquiera se vuelva memorable, basta hornear y decorar galletas entre todos (unas galletas Marías fritas en mantequilla y revolcadas en azúcar glass hacen unos polvorones deliciosos para la merienda).
Se trata de usar lo que tengamos a nuestro alcance para crear momentos gratos.
Otra posibilidad es cubrir la mesa con un mantel de papel blanco y darles crayolas a los niños.
Ese día se vale pintar y comer. Si logramos mantener limpio el papel y nos gustan los dibujos, podríamos colgarlo como una obra de arte familiar.
Organizar una cena de disfraces puede mantener ocupados a los niños toda la tarde si cada uno inventa su traje y lo prepara con papeles de color, colores, plumas, trapos, toallas o lo que esté a mano.
Tiene que ser sorpresa para los demás.
Podemos aprovechar cualquier situación de espera o un viaje largo en el autobús para jugar o contar cuentos: Narrar una historia inventada entre todos.
Uno empieza con una frase: “Había una vez un pirata…”, y otro continúa: “que tenía un palacio en el fondo del mar…”.
Los demás van agregando acontecimientos y detalles hasta que se da por terminada la narración.
Cada niño puede intervenir varias veces.
Coleccionar palabras decidimos un tema, por ejemplo, países, objetos, animales, calles o personajes de programas de televisión.
Repasamos en silencio el abecedario en nuestra cabeza. Cuando uno de los niños grite: “¡Basta!”, decimos cuál letra estábamos pensando en ese momento.
Por ejemplo “O” con el tema “animales”.
Un niño dice: “oso”, otro encuentra la palabra “orca”, “ocelote”, “hormiga”. “Hormiga es con hache. No vale”. Cuando no encontremos otro animal, cambiamos de letra.
Cadena de nombres el primer jugador dice el nombre de una fruta o verdura: “limón”; el siguiente dice un nombre con la última letra: “naranja”; el que sigue agrega: “aguacate”, el siguiente, “elote”, y así hasta que ya no encuentren nombres.
La última persona que encuentre un nombre, dirá cuál es el siguiente tema.
Si vamos a tener que esperar en algún lado, conviene llevar con nosotros una libreta y un lápiz para jugar timbiriche, gato, submarinos, ahorcados, tripas de gato o laberintos. El tiempo pasa muy rápido cuando sabemos utilizarlo.
La variedad de actividades que compartimos en familia nos permite llegar a conocernos mejor y a estar más cerca unos de otros
Al final del día, es muy agradable repasar con los hijos lo que hicimos juntos, cuáles fueron los mejores momentos y qué meta logramos. Podemos también agradecernos unos a otros la alegría que nos dimos.
Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones
– No piense en la diversión como pérdida de tiempo, es una parte indispensable para la salud y para que la vida merezca vivirse.
– Póngase de acuerdo con toda la familia sobre las actividades que planean hacer durante el día.
– Cumpla, en lo posible, los compromisos que haya establecido con el niño. Si llegara a fallar, explíquele a su hijo las razones y fije una nueva fecha.
– Observe a su niño para saber qué es lo que más disfruta.
– Sorprenda a su familia con actividades diferentes.
– Inventen sus propios juegos: organicen cantos, bailes, rondas, representaciones con disfraces.
– Cocinen juntos. Que su hijo ayude con actividades seguras como pelar chícharos, revolver el agua de limón o batir los huevos.
Si usted le enseña a manejar las situaciones que pueden ser peligrosas como cortar con un cuchillo o encender la estufa, él se sentirá muy bien. Pero supervíselo cuando esté en la cocina.
– Consulte los periódicos y entérese de las actividades que se organizan en su comunidad para los niños. Muchas de ellas son gratuitas. Aprovéchelas.
– Cuando participen en juegos de mesa cuide de no ganar siempre usted, pero también de no dejar que su niño siempre sea el vencedor. Deje que el azar y la pericia creciente de su hijo le den gratas sorpresas.
– Propicie momentos y actividades agradables para estar juntos. Cuando su hijo sea grande, siempre recordará con cariño su vida familiar.
Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura