Divertirse juntos y convivir con la familia
El niño pequeño puede encontrar diversión en todo lo que hace
Su hijo vive una buena etapa para que los padres disfrutemos con él diferentes actividades y para que aprenda que acompañar a los demás y ser acompañado hace más alegre y más amena la vida.
En ocasiones resulta menos fácil organizarnos para el descanso que para el trabajo, pues pensar lo que haremos en el tiempo libre requiere imaginación y creatividad
Las actividades en familia pueden causar tensiones, por eso es indispensable planear con cuidado los momentos que pasamos juntos padres e hijos.
Si no sabemos qué hacer el fin de semana o las vacaciones, podemos perder un tiempo precioso para convivir con nuestros hijos.
Es bueno acostumbrarnos, desde que el niño es muy pequeño, a inventar y preparar actividades recreativas: días de campo, paseos, juegos, concursos.
Cada día, intentemos pensar en algún pasatiempo original y entretenido que nos permita pasar un buen rato junto con la familia
Los deportes, obras de teatro, canciones o juegos de mesa, la conversación y la lectura unen a la familia pues todos podemos disfrutar aunque tengamos diferentes edades: es más divertido armar un rompecabezas en equipo o leer juntos un cuento.
Cada actividad que nos saque de la rutina produce sorpresas, alegrías y placeres inesperados.
Al final del día, es muy agradable repasar
con los hijos lo que hicimos juntos
“¿Qué fue lo más bonito para ti?”, “Las quesadillas”, “El baño en el río”, “La rana”, y
la regla puede ser: “No se vale repetir la misma respuesta”.
Estas reflexiones los harán darse cuenta de la belleza de las cosas sencillas de la vida. Aprender a valorar la vida cotidiana influirá de manera positiva en todo su desarrollo.
El niño no sólo se divierte en compañía de sus padres y hermanos, también disfruta al convivir con otros miembros de su familia y de su comunidad
Conviene presentarlo a los parientes y amigos desde muy pequeño y respetar su forma de relacionarse.
Al recién nacido le gusta toda la gente, pero hacia los cuatro o cinco meses empieza a rechazar a las personas extrañas.
Esto es un signo de inteligencia, una señal positiva de su desarrollo, quiere decir que ya es capaz de distinguir entre lo que conoce y lo que es nuevo para él.
El niño necesita tiempo para familiarizarse con los familiares o amigos de la familia cada vez que los ve.
Es recomendable que se acerquen poco a poco y esperen hasta que el pequeño se haya acostumbrado a ellos para jugar con él.
A medida que crezca va a sentirse más seguro y va a interactuar con personas de su familia y de su comunidad con más gusto y mayor libertad.
Los festejos y celebraciones como bautizos y aniversarios son ocasiones excelentes para que el niño
conozca a sus parientes, y para que sepa que pertenece a una familia más amplia
Alrededor de los tres años, ya es capaz de convivir con sus primos, tíos o abuelos en forma independiente. Nuestro hijo debe tener toda la libertad de relacionarse con cada miembro de su familia de una manera especial y única.
Estas relaciones pueden llegar a ser muy importantes para él.
El niño se siente orgulloso de formar parte de una comunidad.
Por eso le encanta revisar álbumes de fotografías: ver a sus papás cuando eran pequeños, reconocer al abuelo cuando todavía tenía pelo, saber cómo era el bisabuelo que no conoció.
Todo esto, unido a lo que le platiquemos, le permitirá ir construyendo su historia.
Al darse cuenta de que forma parte de una familia y de una comunidad, el niño aprende a pensar en los demás
Un niño pequeño cree que el mundo gira alrededor de él, y eso está bien, es natural en su desarrollo.
Sin embargo, sus padres tenemos que ayudarle a entender la necesidad de ocuparse de otras personas, hacer que nos acompañe y participe en las atenciones y cuidados para los abuelos, los tíos, los primos y los amigos.
La actitud de hacer algo con y por los demás fortalece al niño y le da un sentimiento íntimo de valor personal.
Sin exigirle demasiado, es bueno fomentar en el niño, desde temprana edad, actitudes de cooperación e interés auténtico por otras personas.
Interesarnos unos por otros nos ayuda a todos, nos vincula con los demás y nos da un sentido de familia y de comunidad.
Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones
– No piense en la diversión como pérdida de tiempo; es una parte indispensable para la salud y para que la vida merezca vivirse.
– Observe a su niño para saber qué es lo que más disfruta.
– Conviva con su familia en distintas actividades.
– Inventen sus propios juegos: organicen cantos, bailes, escenificaciones con disfraces; cuéntense historias en las que cada miembro de la familia narra una parte y el otro continúa.
– Preparen la comida juntos. Que el pequeño ayude con actividades seguras como pelar chícharos, revolver el agua de limón o batir los huevos.
– Consulte los periódicos y entérese de las actividades para niños que se organizan en su comunidad. Muchas de ellas son gratuitas.
Aprovéchelas.
– Cuente a su niño las historias de familia: cómo era la relación de usted con su abuelo o abuela, cuál era su primo consentido, qué hacían juntos.
– Platique con su hijo sobre las diferencias individuales y las necesidades de cada miembro de la familia. Por ejemplo: “La tía necesita lentes porque… Tu primo no puede jugar contigo porque… La abuela no puede correr porque…”.
– Piensen juntos: “¿Qué podemos hacer para que el tío —o la hermana— se sienta más a gusto?”
– Reflexione con su niño acerca de lo que significa actuar de manera generosa.
– Procure llevarlo a visitas donde conviva con personas de todas edades.
– Acostúmbrese a dar pequeñas muestras de afecto como notitas, cartas y pequeños regalos a su hijo, a su pareja y a las personas que usted quiere. Inculque esta costumbre en su niño.
– Ayúdelo a hacer dibujos y regalos para sus familiares aun cuando no haya una ocasión especial.
– Enséñelo a apreciar y agradecer lo que otras personas de su familia o de su comunidad hacen por él.
Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura