Comunicarse con el bebé
Cuando nace, el niño ya está preparado para la vida social
El recién nacido tiene necesidad de crear una relación muy fuerte con sus padres.
Cuenta con varias maneras de llamar su atención. Una de ellas es su apariencia pequeña y frágil, otra es llorar o mirar a sus papás a los ojos.
El bebé tiene muchas estrategias para atraernos. La comunicación que establezcamos con él será la base para el desarrollo de sus emociones y de su inteligencia.
La voz humana tiene características que atraen mucho a los bebés
Su atención se dirige de inmediato a quien le habla, especialmente si se trata de sus padres o de las personas con quienes convive.
Aunque no entiende lo que le decimos, sí sabe que nos dirigimos a él, y entonces responde haciendo ruiditos y mirándonos atentamente.
La sonrisa es uno de los recursos de comunicación más poderosos de un bebé
Desde los primeros días, el bebé se relaciona con nosotros sonriendo, y gracias a esa sonrisa, a pesar de estar cansados, a veces agobiados, encontramos nuevamente la energía para responder a sus necesidades.
Casi todos los adultos nos las ingeniamos para hacer sonreír a un bebé pues sentimos que estamos creando un vínculo personal con él, y lo disfrutamos enormemente.
El bebé aprende muy pronto que con sólo sonreír puede tener una respuesta segura y agradable.
Si no le hacemos caso o respondemos con demasiado ruido, el bebé se pondrá serio. En cambio, si le contestamos con otra sonrisa y le hablamos suavemente, sentirá tranquilidad y alegría.
El llanto del bebé también es un mensaje
Como no sabe hablar, el bebé llora. Ésta no es razón para preocuparse.
Para él, es necesario llorar de vez en cuando, pues así expresa cómo se siente y qué necesita.
Su llanto es diferente si tiene hambre, si algo le duele o le incomoda, si está aburrido o se siente solo.
Muy pronto sabremos distinguir su mensaje. Los padres tenemos esa capacidad.
Al bebé le gusta compartir la vida familiar
A partir de los dos meses, el niño está casi siempre alegre.
Disfruta de la actividad, las voces y los ruidos de la casa, y siente placer cuando las personas se detienen a platicar o jugar con él.
Es muy agradable tener cerca al bebé siempre que está despierto, sin embargo, hay que tener cuidado de no sobreestimularlo.
Él nos avisa cuando quiere descansar: se desentiende, vuelve la cabeza hacia otro lado, le da hipo o tiembla un poco.
A la mayoría de los bebés no les gustan las acciones bruscas. Lanzarlos al aire, hacerles demasiadas cosquillas o sacudirlos puede asustarlos y hacerles perder el control. Cuando el bebé se altera y llora, hay que abrazarlo y tomarlo en brazos para calmarlo.
¿Cómo aprender a relacionarnos con el bebé?
Cuando lo tengamos en brazos, conviene colocar la cara frente a él para ayudarlo a poner atención.
Al principio estará atento sólo unos cuantos segundos pero este tiempo se va extendiendo poco a poco.
Las actividades diarias como el cambio de pañal y el baño son oportunidades para demostrar nuestro cariño y estimular al bebé.
Aprovechemos esos momentos para hablarle, darle un masaje ligero, acariciarlo.
Así podemos convertir las rutinas en comunicación y en algo agradable para todos.
Jugar y acariciar a nuestro niño es una forma de comunicación que el bebé entiende desde sus primeros días.
Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones
– Hable con su bebé cuando esté con él.
– Cante para él, cuéntele historias, comparta con él sus sentimientos: “Te quiero mucho, chiquito…”, “Ay, estoy tan cansada, me gustaría que te durmieras pronto…”, “¡Qué maravilla es tenerte cerca…!”
– Responda siempre a las sonrisas de su niño.
– No lo canse ni lo altere.
– El llanto es una de las formas de comunicación de su bebé.
– Atiéndalo siempre.
– Haga participar a su bebé en la vida familiar.
Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura